Este hombre ha dedicado prácticamente toda su vida a plantar un árbol todos los días. El resultado: creó un bosque mucho más grande que el del Central Park de Nueva York (Estados Unidos).
Con el arduo trabajo que realizó Jadav Payeng durante los últimos 40 años, logró que más de 500 hectáreas que estaban prácticamente desoladas, se convirtieran en un enorme bosque en la isla de Majuli en la India, la isla fluvial más grande del mundo.
Jadav plantó su primer árbol en 1979, con tan solo 16 años. Ahora con 50, Payeng ha creado un ecosistema forestal completo, el cual se ha convertido en el hogar de tigres, rinocerontes, buitres y 115 elefantes.
Aunque parezca sorprendente, la humilde labor que ha hecho este hombre salió a la luz recién en el 2007, casi 30 años después de que comenzó a plantar árboles, cuando un inocente periodista fotográfico y entusiasta de la vida silvestre llamado Jitu Kalita tropezó con su imponente creación.
En su documental sobre Payeng, ‘Forest Man’, que tiene más de 2,7 millones de visitas en YouTube, Kalita dijo: “Vi algo extraño… parecía un bosque a lo lejos. Comencé a caminar hacia ella y cuando llegué no pude creer lo que veía. Encontré un denso bosque en medio de un desierto”.
Payeng, quien se despierta todos los días a las 3 AM antes de tomar un bote y andar en bicicleta por su inmenso bosque, dijo que primero pensó que Kalita era un cazador furtivo en busca de tigres o rinocerontes, pero Kalita se quedó con Payeng para aprender sobre el trabajo de su vida. Una vez que su historia fue recogida por los periódicos nacionales, Payeng fue etiquetado como el “hombre de la selva de la India”.
Los científicos han elogiado el ejemplo de Payeng como uno que todos deberían seguir y en 2015 fue galardonado con un premio civil Padma Shri por parte del gobierno indio.
“Los humanos consumen todo hasta que no queda nada. Nada está a salvo de los humanos, ni siquiera los tigres o los elefantes. Le digo a la gente, cortar esos árboles no te dará nada. Córtame antes de cortar los árboles”, dice Jaday y agrega que el estilo de vida que disfruta es maravilloso y libre de estrés, muy diferente de las personas que viven en las ciudades.
“Las cosas son diferentes en los bosques de concreto (ciudades). Esas personas se sientan en habitaciones con aire acondicionado sin importar la contaminación creada afuera. La gente está luchando entre sí, la gente aquí no lucha, hace su trabajo, come su comida, respira oxígeno y vive en paz”.
A pesar de esto, está agradecido por la atención que le ha traído su bosque e incluso recuerda la ubicación de su primer árbol plantado, que ahora es enorme y fuerte con un tronco grueso.
Fuente: Intriper.
Fuente Foto: HispanTV, Positive Economy, Sal & Roca.
Fuente: María Inés Villola Buenas Noticias