El hallazgo de los científicos del Instituto Leloir, del Hospital Italiano y del CONICET fue realizado en un modelo animal de la enfermedad. Y sugiere la posibilidad de mejorar los resultados de la medicación.
Los investigadores descubrieron que el ejercicio físico y otros estímulos cognitivos, sensoriales y sociales permitieron disminuir una serie de lesiones en un modelo animal que refleja aspectos clínicos importantes de la forma más discapacitante de la esclerosis múltiple, una enfermedad crónica que afecta a 3 millones de adultos jóvenes en todo el mundo y a más de 12.000 en nuestro país.
“Los resultados alentadores del trabajo abren las puertas a la aplicación de estrategias de tratamiento no farmacológicas en pacientes con esclerosis múltiple”, asegura la directora del estudio, la doctora Carina Ferrari, integrante del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso que lidera el doctor Fernando Pitossi en la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigadora del CONICET en el Instituto Universitario del Hospital Italiano.
La esclerosis múltiple se caracteriza por ataques del propio sistema inmunológico a la sustancia que recubre los nervios (mielina). Y puede producir distintos grados de discapacidad, incluyendo un deterioro de las funciones cognitivas.
En el nuevo estudio, publicado en la revista “Brain Research”, el “combo” de estímulos redujo en ratones el daño de la corteza cerebral, atenuó la inflamación, mejoró la memoria a corto plazo y alivió la ansiedad y la depresión, que son algunos de los trastornos y síntomas que experimentan los pacientes.
El efecto terapéutico del deporte y la interacción cognitiva
Los investigadores utilizaron un modelo animal de la forma progresiva de la esclerosis múltiple, que representa un 15% del total de los casos y se caracteriza por un empeoramiento constante de los síntomas, sin períodos de alivio o remisión.
Los científicos quisieron analizar si los signos o síntomas podían mejorar o revertirse al exponer a los animales a un “ambiente enriquecido”: grandes espacios con juguetes y túneles para interactuar y ruedas para hacer ejercicio.
En una primera instancia, los investigadores colocaron a un grupo de roedores en un ambiente enriquecido y a otro en uno estándar desprovisto de estímulos durante 28 días. Finalizado ese período, comprobaron que los animales expuestos a estímulos de diferente orden presentaban en la corteza menor falta de mielina, menos inflamación y menor pérdida neuronal. También se desempeñaron mejor en pruebas de memoria, ansiedad y depresión, según resalta la primera autora del trabajo, la neuróloga Berenice Silva, becaria postdoctoral de la Fundación René Barón en la FIL y en el Instituto Universitario del Hospital Italiano.
“La medicina actual se enfoca mucho en los tratamientos farmacológicos, y no ve a la persona con esclerosis múltiple como un todo”, afirma Silva, también neuróloga del Centro Universitario de Esclerosis Múltiple del Hospital Ramos Mejía. Y agrega: “El abordaje no farmacológico está empezando a cobrar relevancia, y se está publicando cada vez más evidencia científica que lo avala, dado que también provee beneficios y puede ser complementario al tratamiento farmacológico”.
“Sería interesante que en el futuro puedan elaborarse ensayos clínicos que evalúen el efecto de combinar el ejercicio físico con la estimulación cognitiva y social, es decir, un abordaje multidisciplinario. Aún no existen estudios de este tipo ya que resulta dificultoso elaborarlos”, concluye Ferrari.
El doctor Orlando Garcea, jefe del Centro Universitario de Esclerosis Múltiple de la División Neurología del Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires, quien no participó del estudio, afirmó que el avance científico “es muy importante porque se enfoca en el aspecto no farmacológico de la enfermedad, que tanto los neurólogos como los pacientes debemos considerarlo prioritario de la misma manera que lo hacemos con los fármacos. Por ello, es fundamental contar con evidencias científicas que lo avalen”.
Los autores de este avance recibieron el premio al mejor trabajo del 55º Congreso de la Sociedad Neurológica Argentina y la mención a trabajo científico destacado en el congreso internacional anual más grande del mundo sobre Esclerosis Múltiple que tuvo lugar en septiembre pasado en Estocolmo, Suecia, y que fue organizado por Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación en Esclerosis Múltiple (ECTRIMS).
Del trabajo también participaron María Celeste Leal, María Isabel Farías, Brenda Erhardt y Pablo Galeano, investigadores de la FIL.