La capacidad de regenerar órganos es común en el reino animal, e incluso entre los cordados se pueden encontrar animales que regeneran órganos, como el gecko, que puede hacer crecer una nueva cola.
Pero no sistemas corporales completos. Aquí encontramos un cordado que puede regenera todos sus órganos incluso si se separa en tres partes.
Polycarpa mytiligera
La nueva especie de ascidia de la especie Polycarpa mytiligera, descrita por investigadores de la Universidad de Tel Aviv, es una criatura del Mar Rojo que pertenece al filo Chordata, animales con cordón dorsal, que también nos incluye a los humanos.
En estudios anteriores se demostró que esta especie es capaz de regenerar su sistema digestivo y sus puntos de entrada y salida en unos pocos días. Pero, en aras de comprobar si es capaz de renovar todos sus sistemas corporales, diseccionaron varias docenas de ascidias en tres fragmentos, dejando una parte del cuerpo sin un centro nervioso, corazón y parte del sistema digestivo.
No solo cada parte sobrevivió a la disección por sí sola, todos los órganos se regeneraron en cada una de las tres secciones. Es decir, que, en vez de una ascidia, ahora había tres. Según Tal Gordon, cuya tesis doctoral incluyó esta nueva investigación:
El metal del animal (o animales, o crecimiento) que quiso usarse como blindaje en la Segunda Guerra Mundial
Según todos los informes, la ascidia es un organismo simple, con dos aberturas en su cuerpo: una entrada y una salida. Dentro del cuerpo hay un órgano central que se asemeja a un colador de pasta. La ascidia succiona agua a través del punto de entrada del cuerpo, el colador filtra las partículas de comida que quedan en el cuerpo y el agua limpia sale por el punto de salida. Entre los invertebrados, se considera que son los más cercanos a los humanos desde un punto de vista evolutivo.
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La noticia Esta criatura recién descubierta en el Mar Rojo es capaz de regenerar todos sus órganos, incluso si se corta en tres fragmentos fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .
Fuente:
Sergio Parra
Xataka Ciencia