Después de décadas de estudio, un nuevo proyecto de científicos españoles de la Universidad Miguel Hernández, en la ciudad de Elche, así lo ha conseguido. El objetivo de Eduardo Fernández, director de neuroingeniería de la institución, era lograr que gran parte de los 36 millones de ciegos en todo el mundo puedan recuperar parte de la visión.

Fernández logró hacer su primer experimento con la implementación de un ojo biónico en la paciente Bernardeta Gómez, de 57 años, que quedó ciega por una septicemia hace 16 años. Ahora, con la ayuda de un implante cerebral, es capaz de distinguir formas simples y letras.

El aparato consta de dos partes, una implantada en el cerebro, y otra sección externa. Es la primera vez que se usa un sistema como este en una persona invidente.

La máquina «traduce» lo que la cámara captura en señales electrónicas que se envían, con la ayuda de un cable, a un receptor que se ha incorporado quirúrgicamente en la parte posterior del cráneo del paciente.

Así, gracias a unas gafas con una retina artificial y una diminuta placa de 100 micro electrodos en su cerebro, concretamente en la corteza cerebral, ha sido capaz de reconocer letras del alfabeto, percibir con precisión formas e incluso jugar al ‘comecocos’.

Aunque aún queda mucho por hacer, es un paso alentador de cara a poder contar en el futuro con un sistema más sofisticado que sea capaz de reproducir imágenes visuales más complejas.