No puedo. No puedo levantarme con la primera alarma, no puedo hacer café por la mañana, mejor lo compraré, no puedo hacer los deberes a tiempo. No puedo llamar a una amiga aunque haga mucho tiempo que no sé nada de ella. No puedo prepararme para salir de casa a tiempo (aunque iré con prisas y puede que incluso tarde); todo esto, por pereza.
¿Te suena de algo? ¿Qué es lo que no puedes hacer? La pereza se cuela en nuestras vidas como un monstruo al acecho y se apodera de nosotros antes de que nos demos cuenta. Pero no se trata solo de malos hábitos o pequeñas indulgencias; la pereza es uno de los siete pecados cardinales – tentaciones que son particularmente fáciles de tentar y contra las que debemos luchar especialmente duro. ¿Cómo? Aquí tienes algunos consejos que puedes poner en práctica:
1Lo que te roba la atención
Es importante reconocer lo que compite por tu atención y, sobre todo, lo que sale ganando. ¿A qué dedicas más tiempo cada día? A menudo son las redes sociales o los juegos de ordenador los que te distraen del mundo real.
Si averiguas cuál es el problema para ti, puedes atajarlo: puedes poner límites de tiempo, usar el móvil solo en la cocina, establecer un modo nocturno que bloquee las aplicaciones a partir de cierta hora, etc.
2Un poco es mejor que nada
Quizá no hayas aceptado un gran proyecto o trabajo porque pensabas que te exigiría demasiado trabajo, que te abrumaría. Recuerda: es mucho mejor hacer poco que nada. Aunque los primeros pasos sean pequeños e inciertos, verás que sigues avanzando. No tengas miedo de los comienzos.
3Unos minutos al aire libre
¿Sacas tiempo todos los días para pasear, hacer footing o, al menos, algún ejercicio deportivo? Salir al aire libre no solo es bueno para el cuerpo, sino también para la mente y la voluntad. La sangre circula más deprisa, llega más oxígeno al cerebro y los pensamientos distraídos se calman y ordenan más fácilmente.
También puedes combinar lo agradable con lo útil y cuidar tu corazón durante el paseo: invita a un amigo o a tus padres a que te acompañen, llama a alguien por teléfono y te resultará más fácil salir.
4No olvides descansar
Descansar es muy importante, pero no tumbarse, sino descansar de verdad. Asegúrate de dormir lo suficiente por la noche y de comer lo suficiente durante el día. El agotamiento inhibe el funcionamiento normal del cuerpo y deja el espíritu más susceptible a la tentación. Si estás demasiado cansado, te resultará mucho más difícil alcanzar tus objetivos y tu trabajo estará peor hecho.
5Controla tus progresos
Divida las tareas que tiene que hacer en trozos pequeños y limitados en el tiempo y lleve un registro de lo que ha hecho. Si puedes mirar atrás y ver tu trabajo con satisfacción, es mucho más difícil que te desanimes y te dé pereza («de todas formas no lo vas a conseguir»).
Ser consciente de tus progresos te anima a seguir adelante y te permite ver con más claridad dónde estás y lo que te queda por delante.
6Pequeñas recompensas para grandes éxitos
No tengas miedo de recompensarte. Si temes una bajada de motivación, puedes ayudarte preparando pequeñas recompensas que te estén esperando cuando alcances tu objetivo. ¿No puedes aprender? Cuando llegues al final del siguiente capítulo, te espera un descanso de 15 minutos (o un trozo de chocolate).
7No solo, con un amigo
La pereza puede calar muy hondo en nuestros hábitos y es difícil luchar contra ella, sobre todo si sientes que tiendes a perder. Es útil tener a alguien con quien hablar de ello, confiar en un amigo que te conozca bien. Pueden quedar para trabajar juntos; es mucho menos probable que empieces a mirar Instagram mientras haces los deberes si el amigo que tienes al lado está trabajando duro. Anímense mutuamente y comuníquense cómo van.
Fuente: Ana Stražišar
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