James Ephraim Lovelock nació en 1919 en Letchworth Garden City, en el Reino Unido, estudió química en la Universidad de Manchester; en 1948 obtuvo el doctorado en Medicina en la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres y alcanzó el título de Doctor of Science en Biofísica en la Universidad de Londres.
Durante la década del ‘50 recibió una beca en medicina de la Fundación Rockefeller, que realizó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Mientras estuvo en ese país, también realizó distintas investigaciones en la Universidad de Yale, donde desarrolló un detector de captura de electrones para hallar contaminantes.
Asimismo, trabajó como profesor de química en la Facultad de Medicina de la Universidad de Baylor en Houston hasta 1964. Durante su estancia en Texas colaboró en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, California, en investigación astronómica. Desde 1964 trabajó como científico independiente.
En 1969 presentó su hipótesis Gaia – en referencia a la diosa de la mitología griega, la Tierra -, creada junto con la microbióloga estadounidense Lynn Margulis. En ella, consideraron que todos los organismos y su entorno inorgánico en la Tierra estaban estrechamente vinculados, formando un sistema complejo, único y autorregulado.
La hipótesis fue creada en base a su observación científica de la atmósfera de la Tierra y de Marte. “La vida en la superficie es la que debe estar haciendo la regulación”, expresaban en su trabajo Lovelock y Margulis, haciendo una comparación entre ambos planetas. Así, la investigación analizaba el equilibrio y la relación entre los seres vivos y el resto del planeta Tierra.
En este sentido, también abordaba cómo el humano estaba alterando esa relación, siendo una de las principales amenazas y comportándose como un virus que ataca a Gaia. El mal accionar del hombre conllevó como resultado el cambio climático, ocasionado por el aumento de emisiones de la quema de combustibles fósiles.
“Los políticos no dan señales de querer ponerse de acuerdo para detener de raíz la enfermedad y el estado de salud de Gaia sigue empeorando”, planteaba Lovelock en su momento y lo sostuvo durante toda su vida.
Aunque su teoría fue reconocida y generó un gran impacto en el mundo científico, cientos de expertos la han cuestionado. De todas maneras, es considerada como un aporte fundamental para la ciencia, ya que plantea una visión holística del planeta e integra la complejidad de los sistemas terrestres.
Cabe destacar su trabajo sobre las mediciones de concentraciones en la atmósfera de los clorofluorocarbonos (CFC), estos compuestos se utilizaban para enfriar los refrigeradores y los aires acondicionados. Como resultado, esto ayudaría al descubrimiento del agujero en la capa de ozono y a la posterior prohibición de los CFC en 1987.
Por otro lado, uno de los aspectos más controversiales de Lovelock fue su apoyo a la energía nuclear. El científico defendía el desarrollo nuclear como la principal fuente de energía e indicaba que los daños que puede generar su uso son un problema menor para el planeta. Consideraba que no hay posibilidad de que las fuentes renovables consigan proporcionar energía suficiente a tiempo. Asimismo, era crítico de los ecologistas extremos por haber convertido la ecología en una religión.
Por último, Lovelock, fue autor del libro “Novaceno: la era de la hiperinteligencia esta próxima”, que plantea una novedosa teoría sobre el futuro de la vida en la Tierra. A través de este libro, indica que surgirán nuevos seres a partir de los sistemas de inteligencia artificial existentes. Ellos tendrán una capacidad de pensamiento diez mil veces superior a la humanidad. Además, estos seres hiperinteligentes serán tan dependientes de la salud del planeta como la humanidad y necesitarán que Gaia esté en perfecto estado para sobrevivir.
El autor planteaba que el día que surja una forma de vida artificial capaz de reproducirse y corregir los errores de reproducción anteriores, a través de la selección natural, será el día que comience el Novaceno y afirmaba que ese momento está cerca.
Lovelock escribió más de 200 artículos científicos, entre temas de medicina, biología y ciencia. Falleció en su casa de Abbotsbury, en Dorset, en el suroeste de Inglaterra.
El 26 de julio, durante su 103° cumpleaños, falleció James Lovelock, el reconocido biólogo inglés, creador de la teoría Gaia, que planteaba a la Tierra como un organismo vivo y con capacidad de autorregulación. El científico, también ayudó a generar conciencia sobre la acción del hombre sobre el clima, los riesgos de los combustibles fósiles, la contaminación industrial y la emisión de gases dañinos para la capa de ozono.
Fuente: desire.salvador
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