Este tipo de alimentación prioriza el consumo de verduras de hoja verde, arándanos, nueces, cereales integrales, aceite de oliva y pescado.
Comer más verduras, especialmente las de hoja verde, frutas, sobre todo bayas como los arándanos, frutos secos, dando prioridad a las nueces, cereales integrales, aceite de oliva y, al menos, una ración de pescado a la semana es lo que propone la dieta MIND para luchar contra el alzhéimer. Y parece que funciona.
No es la primera vez que se estudia la relación de este tipo de dieta, una mezcla de dieta mediterránea y dieta DASH (esta última ideada para combatir la hipertensión) con un efecto protector contra el alzhéimer. De hecho, el estudio que acaba de publicarse en el Journal of Alzheimer’s Disease viene a reforzar la hipótesis de que efectivamente parece funcionar. Algo que ya se observó en otro estudio de 2015.
El estudio a largo plazo que ahora se presenta ha descubierto que los participantes que seguían la dieta MIND, incluso de forma moderada, tenían un mejor funcionamiento cognitivo en el futuro, independientemente de las placas amiloides o los ovillos neurofibrilares que pudieran tener. Tanto las placas amiloides, que se forman por la acumulación de proteínas amiloides en el cerebro, como los ovillos neurofibrilares son señales inequívocas de alzhéimer.
«Algunas personas tienen suficientes placas y ovillos en el cerebro como para que se les diagnostique post mortem la enfermedad de Alzheimer, pero no desarrollan demencia clínica en su vida», afirma el investigador de salud geriátrica Klodian Dhana, del Rush Medical College.
«Algunos tienen la capacidad de mantener la función cognitiva a pesar de la acumulación de estas patologías en el cerebro, y nuestro estudio sugiere que la dieta MIND se asocia con mejores funciones cognitivas independientemente de las patologías cerebrales relacionadas con la enfermedad de Alzheimer».
Los científicos analizaron los datos de 569 participantes que habían fallecido durante el estudio Proyecto Memoria y Envejecimiento iniciado en 1997. Cada uno de los participantes accedió a someterse a evaluaciones clínicas anuales mientras estaban vivos, además de una autopsia tras su muerte.
Más tarde, en 2004, los científicos pasaron un cuestionario a los participantes para saber qué comían. Con los datos obtenidos, los investigadores puntuaron a los participantes según si se acercaban más o menos a lo que sería una dieta MIND. Lo que vieron fue que una mayor puntuación en la dieta MIND se asociaba a un mejor funcionamiento cognitivo antes de morir. Y así fue tanto en personas que no presentaban deterioro cognitivo al comienzo de la investigación como en aquellas o que fueron diagnosticadas con alzhéimer en la autopsia al presentar placas amiloides y ovillos neurofibrilares en el cerebro.
El estudio, aunque prometedor, muestra ciertas limitaciones. La primera es que si existen participantes con deterioro cognitivo, podrían no informar con exactitud de lo que han comido. «Exploramos esta preocupación excluyendo del análisis a los participantes cuya primera evaluación cognitiva global estaba en el 25 % más bajo de la muestra. También calculamos la media acumulada de la puntuación de la dieta MIND a lo largo del seguimiento para limitar el error de medición», explica el equipo en su nuevo artículo. Otra limitación del estudio es que los participantes son mayormente de raza blanca y esto limita la generalización.
¿Y por qué la dieta MIND?
La dieta MIND fue desarrollada por un equipo de epidemiólogos nutricionales de la Universidad de Rush, en Chicago, con el objetivo de beneficiar al cerebro.
El énfasis que se hace en el consumo de verduras de hoja verde como la col rizada, la lechuga, las espinacas o el repollo proviene de que estas son ricas en nutrientes que se han relacionado con una mejor salud cerebral. Estos nutrientes son el folato, la vitamina E, los carotenoides y los flavonoides.
En cuanto a la recomendación de consumir bayas, como los arándanos y las fresas, la razón es su alto nivel de flavonoides. Con respecto a las nueces, su fuerza protectora del cerebro radica en la gran cantidad de vitamina E que proporciona.
En la dieta MIND se recomienda cocinar con aceite de oliva y evitar la mantequilla y margarina. Además, el consumo de carne está restringido, sobre todo el de carne roja, que será de menos de cuatro veces a la semana. En su lugar, la dieta MIND recomienda consumir legumbres. Las lentejas, la soja y las alubias, por ejemplo, son ricas en vitamina B, con efectos beneficiosos para el cerebro. El pescado está presente en esta dieta. Al menos habría que tomarlo una vez a la semana.
Por último, la dieta MIND permite tomar una copa de vino al día, en la cena. Según recoge la web de la Clínica Mayo, la razón puede ser que el alcohol parece hacer menos espeso el flujo sanguíneo, evitando una coagulación dañina. Lo cierto es que cada vez más estudios y evidencias científicas recomiendan evitar el alcohol para mantenernos sanos por lo que, si no lo consumes, probablemente no sea buena idea empezar a hacerlo por el posible beneficio cerebral
Fuente: RSSMix.com Mix ID 8156608