
El pasado día 3 de marzo, México hizo algo nunca antes pensado. Algo que le va a ayudar, y mucho, en su autonomía energética. Se trata de un gran proyecto que viene «pisando fuerte» y del que seguro tendremos más noticias en el futuro.
El objetivo: absorber «energía» de la atmósfera
Se trata de un paso más hacia un futuro mucho más limpio y puro. Un futuro del que todos queremos ser parte. El proyecto está encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum y marca un paso en los esfuerzos del país.
Unos esfuerzos que llevan años de trabajo y análisis para poder fortalecer al máximo su infraestructura energética y reducir esas emisiones contaminantes. Todo ello es clave dentro de su política actual.
Se trata de la inauguración de la Central de Ciclo Combinado. Esta planta está situada en el estado de Guanajuato y tiene una capacidad de nada menos que de 927 megavatios. Una planta que usa el gas natural como fuente de energía principal. Algo que le va a permitir reducir las emisiones de dióxido de carbono de manera notable.
Según los datos que tenemos, esta central reducirá en más de 3 millones de toneladas las emisiones de CO₂. O lo que es lo mismo: retirar 750 000 vehículos en marcha, y optimizará el consumo de agua, ahorrando, nada menos que 7.8 millones de metros cúbicos por año, suficiente para abastecer a 130 000 hogares
Avance hacia la soberanía energética del país
Una de las principales afirmaciones de la presidenta en la inauguración fue que el país no tiene ninguna necesidad de depender del extranjero para desarrollar su industria energética y, por supuesto, su petróleo.
En su discurso, habló mucho sobre la importancia de recuperar la CFE como un pilar base del Estado de México. Enmarcando siempre que las reformas privatizadoras que se habían hecho antes habían debilitado demasiado esta institución.
Según la presidenta Sheinbaum, el país requiere avances tanto tecnológicos como en la eficiencia administrativa para conseguir el objetivo final: la independencia energética.
La inauguración de esta central es parte de un esfuerzo mayor por conseguir la soberanía de México, asegurando que el país no dependa solo de importaciones. En este sentido, la nueva planta, junto con otras inversiones en infraestructura energética, como la modernización de plantas hidroeléctricas y la construcción de plantas fotovoltaicas, forma parte de una estrategia mucho mayor.
El impacto regional y futuro del proyecto en marcha
El impacto de la nueva central Salamanca no solo va a verse en la reducción de emisiones o el ahorro de recursos, también tiene alguna que otra implicación positiva en regiones del Bajío, que se beneficia de un suministro eléctrico más estable y confiable.
Por ello, con esta planta, se espera que más de 5 millones de personas puedan tener una mejor red eléctrica. Además de eso, la planta va a contribuir al desarrollo económico de Guanajuato, que se ha convertido en un eje clave para la transición energética en México.
El proyecto no termina con la puesta en marcha de la planta Salamanca. Está previsto que, en una segunda fase, denominada “Salamanca 2”, se sumen 478 MW adicionales a los 927 MW que hay hoy. Eso es casi el doble de energía, por lo que llegará todavía a muchas más personas.
La inauguración de esta central es un paso más hacia esa independencia energética de México. Se basa en un enfoque de eficiencia, reducción de emisiones y, por supuesto, mejorar la capacidad local para abarcar más.
Se trata, por tanto, de un enfoque que busca hacer que México, por fin, se empodere, deje de depender de importaciones y empiece a navegar por sí solo. Algo que puede hacer porque, como todos sabemos en México, la capacidad de generar energía limpia es enorme debido a sus recursos naturales. Desde un gran potencial en su sol hasta minerales en la tierra. México tiene mucho que dar.
Fuente: N. T.
Ecoportal