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Se detectan ‘hileras de basura marina’ en zonas de especial conservación de Canarias

Hileras de basura marina. Hasta 17 millones de ítems de micróplásticos por km2 se acumulan en las Zonas de Especial Conservación de Canarias de Mogán (Gran Canaria) y Teno-Masca (Tenerife) en las que se alimentan especies protegidas de tortugas, delfines, cachalotes y pardelas

La producción de plástico no ha dejado de aumentar desde la década de los 50, alcanzando máximos de más de 390 millones de toneladas en el año 2021, a pesar de las iniciativas gubernamentales y las campañas de concienciación pública en favor de la reducción del uso de artículos de plástico desechables. 

Se calcula que anualmente se vierten entre 4 y 12 millones de toneladas de plástico al mar y, si continuamos con el mismo ritmo de producción y vertido, en 2030 podrían entrar en el océano 90 millones de toneladas al año. 

Es por ello que la acumulación de residuos plásticos en el océano y sus posibles efectos en los ecosistemas marinos son motivo de gran preocupación medioambiental.

Aunque no hay un consenso general en torno a la clasificación de los plásticos por tamaños, la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) propuso determinar como microplásticos a las partículas de plástico inferiores a 5 milímetros. 

La distribución espacial de los desechos plásticos y microplásticos en las aguas superficiales es heterogénea y está vinculada a procesos oceanográficos a diferentes escalas. Pero está corroborado que los microplásticos se localizan en prácticamente todos los ecosistemas y regiones del océano.

Las Islas Canarias están ubicadas en el giro subtropical del Atlántico Norte e influenciadas por la ‘Corriente de Canarias’, que es alimentada por la ‘Corriente de Azores’. 

Estas corrientes transportan altas concentraciones de plásticos que finalmente llegan al Archipiélago Canario, que actúa como una barrera natural para el paso de los flujos oceánicos y atmosféricos. Todo ello hace que las islas sean vulnerables a este tipo de contaminación. 

Para determinar el estado de contaminación por microplásticos en el que se encuentra el Archipiélago se desarrolló una campaña, dentro del proyecto IMPLAMAC, a lo largo de todas las islas, en la que participaron investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), pertenecientes al grupo de Ecofisiología de Organismos Marinos (EOMAR) del Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA), e investigadores de la Universidad de Aalborg, Dinamarca.

La expedición, a bordo del velero ‘Windfall’, se llevó a cabo en octubre de 2021, navegando desde Alegranza hasta La Gomera durante 15 días. En la misma se desarrollaron diversas actividades que incluyeron la colecta de muestras de microplásticos y zooplancton, la recogida y clasificación de basuras marinas en Alegranza y la colecta de heces de Calderón Tropical (Globicephala macrorynchus) para el análisis de microplásticos. 

Durante la campaña se detectaron tres líneas principales de acumulación de basura: dos en el sur de la isla de Gran Canaria y otra en el sur de Tenerife. Estas hileras de basura marina, ‘Marine Litter Windrows’, concentran gran cantidad de residuos marinos, restos de redes de pesca y microplásticos, pero también restos de algas, plantas marinas y larvas de peces. 

Durante la exploración se localizó asimismo una tortuga enredada en una de estas líneas de basura, al sur de Gran Canaria, que felizmente pudo ser rescatada y devuelta al mar. 

Es muy común encontrar tortugas que mueren enredadas en cabos y redes en estas líneas de basuras debido, principalmente, a que las tortugas acuden en busca de alimento, como restos de hojas de seba y peces, y se enredan accidentalmente como consecuencia de la gran presencia de basuras en la misma zona. 

Cabe destacar, además, que, en estos puntos de acumulación, la concentración de microplásticos detectada llegó a ser mayor incluso que la de plancton.

En el estudio se pudo comprobar que las zonas con mayor acumulación de microplásticos se localizaba al sur de Gran Canaria y Tenerife, llegando a encontrar concentraciones de hasta 17 millones de ítems de microplasticos por kilómetro cuadrado. Estas dos localizaciones coinciden con las zonas de especial conservación (ZEC) de Mogán y Teno-Rasca respectivamente, cuya gran biodiversidad se está viendo afectada por la contaminación plástica, especialmente por las redes de pesca, las boyas a la deriva y la ingestión de microplásticos. 

Las zonas ZEC tienen una importancia significativa para la protección de los organismos marinos, algunos de ellos protegidos como especies vulnerables o en peligro de extinción, como las tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga verde (Chelonia mydas), el delfín mular (Tursiops truncatus), el delfín común (Delphinus delphis), el delfín gris (Grampus griseus), el calderón tropical (Globicephala macrorhynchus), el cachalote (Physeter macrocephalus) o la pardela cenicienta (Calonectris borealis). 

Todos estos majestuosos animales son vulnerables a este tipo de contaminación, ya que se enredan, se asfixian o ingieren una gran cantidad de microplásticos.

En todas las estaciones exploradas se encontró la presencia de microplasticos, pero los esfuerzos de estudio, limpieza y rescate de fauna marina deberían centrarse en estos puntos, ya que los ‘Marine Litter Windrows’ concentran más del 90% de la basura flotante en el mar. 

Para poder seguir con la investigación de estos filamentos de basura marina se podrían usar imágenes de radar o satélite con el fin de concentrar los esfuerzos de limpieza y rescate de la fauna marina.

Fuente: Alex Campillo Masciencie

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