Hasta hace poco más de un año, en las calles de Renca era posible encontrar más de 40 microbasurales. Había dos vertederos ilegales, pero ningún punto limpio donde las personas pudieran llevar desechos reciclables. La acumulación de basura se volvió algo crítico para los vecinos de la comuna.
“Es súper fácil resolverlo, pero la gente no sabe. Por ejemplo, cuando uno bota algo de plástico eso puede demorar años en eliminarse de la tierra. Y se va acumulando y acumulando”, comenta Paz Allende, alumna de 8° básico de la Escuela Juana de Lestonnac de Renca.
Junto a sus compañeros, Paz (13) lleva más de un año capacitándose en temas de cuidado del medioambiente: hoy busca crear conciencia sobre la enorme acumulación de desechos que llegan al mar, sabe que es mejor no pedir bombillas plásticas al comprar una bebida y está llena de ideas que le permiten dar nueva vida a la “basura”.
La semana pasada -y a propósito del Día del Padre que se avecina-, en clases transformó una caja Tetra Pak en una práctica billetera.
El conocimiento que han adquirido Paz y sus compañeros forma parte de un programa de concientización que se replica en las 14 escuelas públicas de Renca. Este programa supone educar a alumnos de prekínder a cuarto medio en temas medioambientales, entre ellos la reducción de basura, la reutilización y el reciclaje. Para lograrlo, antes también se capacita a sus profesores.
Hoy cada establecimiento cuenta con puntos limpios y recibe la visita de especialistas en el tema una o más de una vez por mes.
“Nuestros educadores se juntan con los agentes de cambio, que son grupos de niños representantes de cada nivel que asisten a talleres. Estos niños después se encargan de que esta información permee a sus compañeros en consejo de curso, orientación o enseñándoles en arte alguna manualidad que aprendieron”, explica Nora Kusulas, directora del área de educación de Kyklos, empresa dedicada a implementar programas de educación ambiental en el país. Por la masividad del proyecto, Renca se ha vuelto su comuna emblemática.
“El programa que proponemos va mucho más allá de la clase de Biología. Queremos que el tema entre en la clase de Matemática o en la de Lenguaje. A través del punto verde se puede enseñar a los niños a sumar, o se puede leer un cuento que tenga que ver con el reciclaje y su historia. Se puede hablar del origen del Tetra Pak y de por qué se dejó de usar la botella de vidrio”, ejemplifica Nora Kusulas.
Kyklos también retira los residuos que cada colegio acumula; tapas de bebidas, cartones o botellas plásticas, entre otros. “Los niños se entusiasman porque se hacen concursos de quién acumula más cosas. Ha sido algo súper importante para la comunidad”, indica María Clara Ruz, directora de la Escuela Juana de Lestonnac. Aquí los profesores han aprendido a convertir antiguos discos de música en aros, por ejemplo.
Tanto se han involucrado los apoderados y vecinos, que los puntos limpios de los colegios se han transformado en los suyos también. “Pasaron a ser los del barrio”, comenta el alcalde de Renca, Claudio Castro. Sobre volver la educación medioambiental un eje clave en la comuna, Castro comenta que “la gestión de reciclaje es compleja; requiere un cambio de comportamiento. Nos hacía sentido partir en las escuelas, porque aquí están nuestros estudiantes preparándose para la vida en comunidad”.
Fuente:PROhumana
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