A medida que la epidemia de coronavirus se extiende por el mundo, provoca una disminución de las emisiones de gas de efecto invernadero y de la contaminación atmosférica allí donde la respuesta a la pandemia afecta a los viajes y al trabajo.

Investigadores de la Universidad de Nueva York han descubierto que la concentración en monóxido de carbono, principalmente debida a los gases de escape de los automóviles, ha disminuido casi un 50% en las ciudades afectadas por el virus.

Las fotos satelitales de China e Italia, tomadas con un año de diferencia, también muestran una drástica reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero, así como una importante reducción de la contaminación por dióxido de nitrógeno.

En China, la ralentización o el cierre de centrales térmicas y fábricas, así como la prohibición de viajar para decenas de millones de ciudadanos, han llevado a una disminución de las emisiones de al menos 100 millones de toneladas de CO2 después del Año Nuevo chino en comparación con 2019.

Buena noticia para el clima y los humanos

Por lo tanto, se trata de una buena noticia para el clima, pero esta drástica reducción de la contaminación atmosférica también es beneficiosa para los seres humanos. Al reducir los contaminantes que causan muchos problemas pulmonares responsables de cinco millones de muertes prematuras al año, también se reduce el riesgo de mortalidad por infección de coronavirus.

Sin embargo, ¿serán estas consecuencias duraderas? Nada es seguro, porque la vuelta a la normalidad podría, con planes de estímulo económico y grandes proyectos de infraestructura, hacer que las emisiones de gas de efecto invernadero y la contaminación aumenten de nuevo, como ocurrió después de la crisis de 2008.

Fuente: Salud 360