La reproducción de muchas flores depende de la alineación perfecta de sus órganos sexuales y tubos de néctar para que un insecto visitante las polinice.
Los accidentes mecánicos ocurren a las plantas con bastante frecuencia (son pisadas o les caen una rama encima) y, en algunos casos, pueden impedir que la planta atraiga insectos polinizadores. Frente a este problema, un nuevo estudio explica cómo algunas flores son capaces de arreglar el problema.
Recuperar su alineación
Según una nueva investigación de la Universidad de Portsmouth que publica la revista New Phytologist, algunas flores dañadas se doblaron y retorcieron a la mejor posición posible para garantizar una reproducción exitosa dentro de las 10-48 horas posteriores al sufrir daños.
Pero algunas son mejores para recuperar su alineación después de ser dañadas que otras: las flores simétricas bilateralmente, aquellas en las que los lados izquierdo y derecho se reflejan entre sí, como la dragonaria, la orquídea y el guisante dulce. En algunos casos, las flores bilateralmente simétricas pueden reubicar con precisión su estigma, un órgano sexual, después de una lesión.
Casi el 95 % de las flores simétricas bilateralmente examinadas se movieron después de la lesión para restaurar la capacidad de la planta de atraer polinizadores. Básicamente usaron cuatro estrategias para hacerlo:
- Flexión del tallo principal de soporte de un racimo de flores.
- Doblado de tallos de flores individuales (más probable en tallos largos).
- Rotación de tallos de flores individuales (más probable en tallos cortos). Torcer o doblar los órganos sexuales de la flor.
Sumatra ve nacer la flor más grande del mundo: tiene 111 centímetros de diámetro
Según explica el profesor de Ecología y Evolución Scott Armbruster, de la Universidad de Portsmouth:
Este aspecto poco conocido de la evolución de las plantas es fascinante y nos dice mucho más de lo que sabíamos acerca de cómo las plantas se adaptan conductualmente a los cambios en su entorno, incluidos los accidentes mecánicos.
Fuente: Sergio Parra
Xataka Ciencia