Certeza
¿Qué es la certeza? ¿tener la seguridad de que todo saldrá bien? ¿saber de antemano que el terreno está preparado? ¿conocer que el riesgo será cero? ¿comenzar contando con un plan B? ¿poder retroceder cuando la dificultad crezca? La respuesta está en el camino opuesto.
El significado que nos brinda el diccionario habla de firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar.
Pero hay otra, más valiente y realista, la confianza de creer en uno mismo, no en algo. La de saber que nos tenemos, a pesar del miedo, de creerse capaz aun temblando en el abismo. La de Quijote frente a los Molinos, la que recibe golpes, pero permanece firme porque está convencida de contar consigo para seguir avanzando, la que cree en un horizonte que no se vislumbra y, sin embargo, en el que pone el corazón porque lo hace latir.
Hablo de la certeza que se da uno mismo, no de la que se obtiene colocando la seguridad en algo o en alguien. Cuando el foco se pone en lo externo nos volvemos dependientes, ansiosos, minúsculos.
Quiero que vean lo necesario de poner la confianza en nosotros antes que en los demás, que descubramos nuestra fuerza y coraje, que el horizonte sea nuestro y no de una sociedad ni de una tradición, que las metas y objetivos sean fieles a nuestros valores. Solo cuando aceptemos nuestra vulnerabilidad y comprendamos que no nos hace débiles reconocerla, podremos tener la certeza de que cada sueño se puede cumplir si despojamos la duda, si avanzamos aun temblando y confiamos en que solo nosotros, podemos darnos esa garantía.
Vos, ¿estás buscando tu certeza?
Fuente: Victoria Paschetta – Profesora en Lengua y Literatura
Corresponsal de RBN
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