El JWST tendrá entre sus grandes retos el estudio de las atmósferas de exoplanetas en busca de signos de vida presente o pasada. ¿Encontrará mundos habitables?
Este aparato se ha convertido en los últimos años en el gran deseado. Se habló por primera vez de construirlo en 1996, como sucesor del Hubble, que se había lanzado solo seis años antes, en 1990: el proyecto avanzó y se programó su lanzamiento para 2010. Una ilusión: la misión empezará este año, tras una sucesión de desesperantes retrasos y una inversión de miles de millones de dólares.
Pero todo llega: el JWST saldrá rumbo al espacio el 31 de octubre de 2021, a lomos de un cohete Ariane 5 que despegará desde el Puerto Espacial Europeo de Kurú, en la Guayana Francesa. A diferencia del Hubble, que se encuentra en la órbita de la Tierra, el JWST se colocará a 1,5 millones de kilómetros, en un punto de estabilidad gravitacional más allá de la órbita de la Luna llamado Lagrange Point 2. Con un espejo primario de 6,5 metros de ancho, será el telescopio más grande que hayamos lanzado al espacio. Su espejo está compuesto por 18 segmentos hexagonales recubiertos de oro, que se combinan para crear un único y vasto diseño de panal. El JWST se lanzará plegado y se abrirá en el espacio. Terminará de probar sus sistemas y comenzará su misión unos seis meses después del lanzamiento.
En su base hay una gran sombrilla del tamaño de una cancha de tenis que evitará que la luz del Sol llegue al espejo, que así mirará sin obstáculos. Los científicos se relamen ante lo que podrá observar. En lugar de centrarse en la luz visible y la radiación ultravioleta, como hace el Hubble, el JWST estudiará la radiación electromagnética infrarroja que viaja por el cosmos. Esto le permitirá apreciar muchos más objetos que cualquier telescopio anterior: sistemas planetarios alrededor de estrellas (¿hallará mundos habitables?), galaxias que se remontan a los primeros momentos del universo… En teoría, captará radiación emitida solo de 100 millones a 250 millones de años después del Big Bang.
El JWST tendrá entre sus grandes retos el estudio de las atmósferas de exoplanetas, en busca de signos de vida presente o pasada. Figura entre los objetivos el sistema TRAPPIST-1, formado por siete planetas rocosos que orbitan una estrella enana roja a solo 39 años luz de la Tierra. El telescopio también se utilizará en la búsqueda de grandes exoplanetas, gigantes gaseosos al estilo de Júpiter incluidos, para comprender mejor cómo se forman. Los astrofísicos esperan que los ayude a investigar la formación de las primeras galaxias, y a saber de qué forma surgieron los agujeros negros supermasivos que hay en los centros de estas. Además, el James Webb aportará luz sobre el origen de los planetas, ya que captará radiación que el polvo y el gas interestelares nos han ocultado hasta hoy.
El JWST no solo mira a lo lejos. Servirá para investigar los planetas y las lunas del Sistema Solar exterior, de los que aportará observaciones sin precedentes que a buen seguro depararán sorpresas. Gracias a su tecnología nos permitirá estudiar cometas y asteroides con un nivel de detalle sin precedentes, y como ya hemos dicho será una herramienta extraordinaria para la búsqueda de vida extraterrestre. Sin duda, estamos ante el telescopio espacial más impresionante y ambicioso de la historia. Si todo sale bien y no hay más retrasos, a partir del año que viene nos brindará hallazgos increíbles. Quién sabe lo que descubrirá.
Fuente: Matias Biscaro – Corresponsal de Noticias de RBN
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