Después de una muerte por suicidio en el entorno familiar, escolar o laboral, la sensación de que tras el fatal desenlace “no hay nada que hacer” es inevitable. Solo en 2019, fallecieron por esta causa en nuestro país más de 3600 personas. Y cada año, 18 000 españoles, como mínimo, se encontrarán en el doloroso camino de vivir en su círculo una muerte por suicidio, según Cecilia Borrás, presidenta y fundadora de Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes (DSAS).
Para ellos, empieza un proceso muy difícil que necesita todo el apoyo posible, al igual que se ofrece ante otras situaciones traumáticas. Ana González-Pinto, jefa del Servicio de Psiquiatría en funciones del Hospital Universitario Araba (Álava) y presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, nos explica en que consiste la posvención, un término que comienza a oírse cada vez más en el ámbito de la prevención: así se denomina al conjunto de acciones que se realizan para reducir el riesgo de suicidio en familiares de fallecidos por esta causa, y que promueven la mejoría de síntomas depresivos asociados a la pérdida del ser querido.
Según la especialista, se ha demostrado, sin ninguna duda, que los familiares tienen un mayor riesgo de muerte por suicidio. En este sentido, las estrategias de posvención, tras haber sido analizadas recientemente, han demostrado ser muy efectivas.
Por su parte, Borrás recuerda que hay experiencias en Estados Unidos sobre cómo se deben organizar y coordinar los agentes en casos de muerte violenta e inesperada. Lo mismo ocurre en Noruega y Bélgica. “El apoyo precoz para los supervivientes ayuda a disminuir el impacto de la experiencia y el trauma y a romper el tabú”, asegura la fundadora de DSAS.
Aunque no es un término nuevo, sí forma parte de un abordaje novedoso. De hecho, González-Pinto asegura que aún se está empezando a organizar este tipo de asistencia. “Si el paciente fallece en un hospital o mientras es tratado en un centro de salud mental, se recibe a la familia y se realiza esta intervención. Pero la mayoría de los difuntos por suicidio no estaban en tratamiento psiquiátrico. Por eso, muchas comunidades autónomas de nuestro país se están planteando cómo organizar la atención a los allegados de esas personas”, subraya González-Pinto.
Tampoco hay que olvidar que los profesionales tienen limitaciones para acceder a la información sobre la persona fallecida y, por extensión a su entorno, debido a la falta de acuerdo con el Instituto Médico Forense, apunta Borrás. De hecho, los suicidios consumados a veces no llegan al ámbito sanitario. Para plantar cara al problema, la psiquiatra insiste en que es necesario conectar la medicina forense con el sistema de salud, pues resolver estas lagunas legales sería de gran ayuda para reunir los datos sobre tentativas de suicidio y su evolución. “Es una información importante para conocer si las acciones de soporte en personas con tentativa ayudan a disminuir las muertes, y para asistir a la familia”, indica.
La idea común es que todavía queda mucho por hacer en este terreno. Como nos dice Borrás, en Cataluña, el País Vasco y Madrid, por ejemplo, hay planes para la posvención y también algunas iniciativas que aún no se han materializado como globales.
Mientras, los profesionales de la salud son cada vez más sensibles a soportes como los que ofrece esta asociación. “El año pasado, el 43 % de los supervivientes que atendimos fueron remitidos a la asociación por profesionales de salud”, subraya la doctora Borrás.
“Sabemos que una intervención inmediata, ofreciendo esta ayuda, es beneficiosa, ya que es un recurso ofrecido por parte de iguales, personas que han vivido esa misma experiencia, lo que facilita la gestión de un duelo muy complejo”, dice, a la vez que pone en valor que este tipo de atención sea una de las prioridades del nuevo Plan de Prevención del Suicidio presentado en Cataluña.
En la misma línea, González-Pinto remarca que el papel de las asociaciones de supervivientes en este terreno resulta fundamental. “Llegan a lugares a los que los profesionales no podemos llegar. Todos tenemos cosas que aportar y, trabajando juntos, mejoraremos el pronóstico de las personas afectadas”, remarca.
Fuente: Muy Interesante