Walter Piccolo dedica su vida al atletismo. Junto a su equipo, hacen de guías acompañando a los corredores.
«Todo es posible, no pienso en límites», afirmó más de una vez el hombre más veloz de la Tierra, Usain Bolt. El atletismo para personas ciegas existe en todo el mundo y tanto en el entrenamiento diario como en la competición, la figura de un guía que acompañe es fundamental. Walter Piccolo (60), deportista profesional y vecino de Merlo, se encarga desde hace diez años de entrenarlos para triatlón, una exigente disciplina que combina natación, ciclismo y carrera a pie.
«Realizamos una metodología básica de enseñanza de los movimientos que carecen, les acentuamos los que ya traen, vamos de lo fácil a lo más complejo y de lo lento a lo rápido. Correr, andar en bici y nadar son estímulos fantásticos y fáciles de internalizar en los atletas ciegos, pues tienen una linda adrenalina», explicó Piccolo.
En el año 2014, mientras su esposa Anahí coordinaba el taller «Ricardo Vazquez» para ciegos y disminuidos visuales en Merlo, Walter, quien trabajaba como profesor de educación física se involucró en los encuentros para formar grupos de práctica deportiva. Su enfoque principal era trabajar en la confianza de los participantes y ayudarlos a liberarse en el movimiento durante el inicio del entrenamiento.
Arrancaron con caminatas, ejercicios de fuerza y coordinación, para luego pasar a entrenar natación y ciclismo. Con el tiempo, se formó el primer grupo de atletas ciegos , que continúa vigente y cuenta con el apoyo de los alumnos del equipo Triforrest, quienes actúan como guías para los deportistas en las distintas actividades de triatlón.
Piccolo explicó cómo funciona el entrenamiento de natación en personas ciegas: «En el agua se trabaja con las técnicas y estilos tradicionales (crol, espalda, mariposa y pecho) a excepción de algunos ejercicios de percepción un poco más profundos. Siempre los voy guiando al lado, en aguas abiertas les corrijo la dirección -sea a derecha o izquierda- y en la pileta es más fácil porque el andarivel hace su trabajo». En ese último caso, el entrenamiento se realiza en Akua, un natatorio de Merlo.
Respecto al ciclismo, Piccolo aseguró que «es una disciplina relativamente fácil, incluso para los que no tuvieron mucha experiencia en montar bicis». Los entrenamientos suelen ser en la ruta con bicicletas tándem, -es decir movida por dos o más personas sentadas una detrás de otra y provista de pedales para cada una de ellas-, por lo tanto «el manejo lo tiene el guía y el ciego acompaña con el trabajo de rodar».
Correr tampoco implica una dificultad y los circuitos varían según las posibilidades de cada uno. Según Walter, «los corredores se agarran de una soga que no tiene más de 50 cm y manejando los posibles obstáculos, se los orienta hacia determinada dirección, con pequeños tironcitos de la misma. Para eso, el guía tiene que ser una persona que se sienta segura y que pueda describir el camino”. En este sentido, varios de sus alumnos compiten en carreras de calle y recorren distancias que van desde 5 km hasta 42 kilómetros.
En agosto del año pasado se llevó adelante la primera jornada del Ciclo de Reconocimiento a deportistas destacados de Merlo de la Subsecretaria de Deportes del municipio en El Tejadito. En aquella oportunidad, se destacó la trayectoria y trabajo de Piccolo, quien recibió una placa como distinción a su carrera.
Luego de años de experiencia, el entrenador de Triforrest asegura que los deportistas no videntes no tienen ningún impedimento para realizar actividad física ya que se enfrentan con los mismos desafíos que cualquier persona que comienza en una actividad deportiva en este caso, «con las inseguridades de lo nuevo y las certezas de lo ya conocido».
En relación a sus expectativas para el futuro del deporte para ciegos, señaló: «Me gustaría que toda la sociedad tenga las mismas posibilidades para desarrollarse y cumplir sus sueños sea cual sea la actividad que realicen».
Fuente: Mora Quintans Clarin
