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50 voluntarios prestan sus brazos a mamás que no pueden abrazar a sus recién nacidos

En Córdoba (Argentina), 50 voluntarios acuden a la unidad de neonatos para sostener y abrazar a bebés y prematuros durante varias horas al día

Cuando nace un bebé, una de sus experiencias más fuertes es la táctil. Los recién nacidos aún no pueden ver muy bien, por lo que el tacto a través de la piel, como los abrazos, las caricias y los mimos, es una forma que tiene la mamá (y el papá) de conectar con su recién nacido.

Esto ayuda al bebé a desarrollar una sensación de seguridad, aceptación y deseo. Según algunos estudios, es tan importante para su supervivencia como la alimentación (leche).

En las unidades de cuidados prematuros, los pediatras también facilitan el contacto con el bebé prematuro tan pronto como sea posible y suficientemente seguro para él. Si hemos tenido la experiencia de un bebé prematuro, lo sabemos muy bien.

Se recomienda encarecidamente a la madre y al padre que pongan al bebé prematuro sobre la piel desnuda del abdomen o el pecho (lo que se denomina «canguro»), porque esto es extremadamente beneficioso para el crecimiento y el desarrollo de los bebés prematuros, para el desarrollo cerebral, reduce el estrés del nacimiento prematuro, estimula la producción de hormonas de la felicidad, etcétera.

¿Y si no hay mamá?

En Córdoba (Argentina), 50 voluntarios acuden a la unidad de neonatos para sostener y abrazar a bebés y prematuros durante varias horas al día.

Se trata de bebés que no tienen madre -porque ésta ha muerto- o que su madre está gravemente enferma , herida o es drogadicta y no puede visitar a su recién nacido. Como estos bebés no tienen padres que los cojan y los mimen, los voluntarios intervienen para ayudarles.

El jefe de la unidad de neonatología del Hospital de Córdoba afirma que hasta mil 500 bebés pasan cada año al menos unos días en la unidad de terapia y cuidados intensivos. Y el 15 % de los recién nacidos necesitan urgentemente terapia «rata canguro». Muchas de las voluntarias son madres, y admiten que la experiencia de ser voluntarias para abrazar a los bebés es diferente de su propia experiencia como madres.

Irma Castro, una de las voluntarias, que es profesora jubilada, dice: «Quiero dar a estos recién nacidos la sensación de que han sido queridos y aceptados desde el día en que nacieron. Son grandes luchadores, tienen unas ganas de vivir increíblemente fuertes».

Un voluntariado presente en muchas partes del mundo

El programa de mimos a recién nacidos se originó en Canadá, donde se introdujo por primera vez para los bebés de madres adictas a la heroína e incapaces de cuidar a sus hijos. En Estados Unidos, el programa de voluntariado neonatal también está funcionando bien, y varios hospitales del país ya lo aplican.

Teniendo en cuenta lo importantes que son los primeros días y semanas en el desarrollo de un niño para toda su vida, es posible afirmar que sentirse seguro, aceptado y querido es algo que sin duda afectará la vida de muchos niños más adelante, cuando sean adultos.

Estos voluntarios están haciendo un gran trabajo. O como dice Jesús: «El Rey les responderá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).

Fuente: Tina Martinec Selan
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