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Benjamín Biñale recibió el alta y volvió a su casa «caminando»

 

Benjamín Biñale tomado de sus padres, Javier y Soledad, dejó el Hospital de Niños Víctor J. Vilela.

El nene de 8 años herido en el cráneo por una bala perdida dejó el hospital después de 21 días. Su papá dijo que no tiene rencor ni remordimiento.

Benjamín Biñale se levantó de la cama, lo ayudaron a cambiarse, caminó de la mano de sus padres los largos pasillos del Hospital de Niños Víctor J. Vilela y, de cada oficina, recibió el cariño que cosechó a lo largo de los 21 días que estuvo internado. Su recuperación fue asombrosa. En eso mucho tuvieron que ver los médicos y la fe inquebrantable de su familia, amigos y toda una ciudad que se conmocionó cuando el 17 de agosto una bala perdida se le incrustó en la cabeza antes de jugar un partido de fútbol en el predio del club Pablo VI, en bulevar Seguí y Garzón.

Ese ferviente deseo que lanzó Javier, el padre de Benjamín, cuando apenas ocurrido el desgraciado accidente prometió llevarlo a su casa caminando, felizmente se cumplió ayer, a las 11. La imagen de nene de 8 años de pie, sonriente abrazado por médicos, enfermeros y personal del hospital se viralizó como la buena noticia del día. Es que después de tanta angustia, ese instante tan apreciado se atesoró en la intimidad, sobre todo para resguardar al niño de cualquier situación estresante ante los específicos cuidados que debe recibir desde ahora. El video lo filmó un familiar y lo hizo circular a modo de agradecimiento a por el apoyo que recibieron en este tiempo.

A las 15.30, Javier volvió al hospital. Avisó que iba a buscar la camioneta Peugeot Boxer que le prestaron para dormir y estacionó en la puerta del para reponer fuerzas de las eternas jornadas de vigilia desde aquel amargo 17 de agosto.

En la parte posterior del vehículo se acomodó una improvisada cama armada con un colchón apoyado sobre cajones plásticos de gaseosas. También le sirvieron reposeras, camperas, almohadas, frazadas. Ahora los Biñale comienzan otra etapa, en la casa del barrio 7 de Septiembre donde residen hace años.

Antes de llevarse definitivamente el utilitario, Javier describió el momento que le dieron el alta.”Fue todo con cautela para que salga tranquilo. Los médicos nos dijeron que nos daban el alta. Y gracias a un amigo que tiene mucha paz y paciencia, lo hizo sentar, parar y caminar”.

Luego recordó el emotivo instante de regreso al hogar. “Estaba nervioso, lo recibió su perro, pero muy feliz, contento. Lo primero que hizo fue agarrar la Play porque hacía 21 días que no jugaba”, se rió Javier, que antes de llegar compró algo de asado para comer al mediodía. “Tenía ganas y no dudé, paré en el camino y compré la carne”, contó emocionado.

Luego recordó los peores momentos. “Cuando entré al Hospital y me enteré que tenía una bala en la cabecita tuve mucho miedo. Pero después de la segunda intervención tuve fe. Sabía que me lo iba a llevar caminando, sin secuelas. Dios estuvo en todo momento. La bala se alojó en el cerebro, pero no tiene secuelas”, interpretó Javier sobre la asombrosa recuperación de Benjamín.

Sobre los cuidados que debe afrontar, advirtió que “no hay que molestarlo mucho. Mis familiares saben que las visitas son alternadas hasta que tenga, fuerzas porque perdió dos kilos. El viernes tenemos control para ver cómo sigue todo. En cinco o seis meses le harán otra cirugía para ponerle el pedacito de cráneo que está guardado en el Heca”.

En relación al proyectil que Benjamín aún tiene alojado en el cráneo, anticipó que no se lo extirparían. “Está muy profundo, va a quedar ahí, según las tomografías nunca se movió y se va encapsular. Puede vivir así tranquilamente”.

Agradecido y sin rencor

Javier dejó un agradecimiento al personal del hospital y a la gente que le tendió una mano. “Desde los remiseros, seguridad, enfermeros, doctores, cirujanos, directivos, a todo el equipo completo. Hicieron todo por Benja, y por todos los chicos que atienden”.

Sobre el hecho que terminó con su hijo herido reflexionó que puede servir porque “van a tener miedo de tirar un tiro para arriba, al menos los que tienen conciencia. El que hizo esto capaz que no se dio cuenta, o si lo sabe se debe querer morir. Lo dejo en manos de dios y de la Justicia, no tengo rencor, remordimiento ni venganza”.

Fuente: La Capital

Guillermo Kohler  –   Corresponsal de RBN

 

 

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