Bodega Araujo es una bodega boutique que se convirtió en una de las cinco en la Argentina certificada como Empresa B impulsado por la nueva generación de la familia.
A través de prácticas sostenibles, apoyo a la comunidad, promoción de la diversidad y la inclusión, reducción de residuos y emisiones, buscan minimizar los impactos negativos y maximizar los efectos positivos.
La lógica de este negocio familiar se basa en hacer dinero pero contribuyendo a construir un mundo más equitativo y regenerativo, donde la empresa no solo sea un agente económico, sino también una gran fuerza de cambio positivo.
Bodega Araujo desarrolla productos cosechados en fincas propias, garantizando una mayor trazabilidad en el proceso orgánico y un menor impacto ambiental, generando una circularidad que evita el desperdicio y regenera suelos, cuidado del agua, productos sin pesticidas.
Para sellar su compromiso ambiental, social y económico con la sustentabilidad trabajaron en el proceso de medición de su impacto y obtuvieron la certificación de Empresa B
La bodega de capitales rosarinos que dirige Carlos Araujo es una de las cuatro en todo el país que tienen esta certificación. La firma logró así un nicho asegurado: gente que sabe disfrutar de un vino premium de tipo orgánicos hecho por empresas preocupadas por el cuidado del medio ambiente y su impacto social
“Para nosotros es un logro más que importante, es parte de nuestro propósito, por el que venimos trabajando desde hace mucho tiempo”, explica Mariano Gallo, “pudimos lograr un objetivo que anhelábamos tanto porque trabajamos en un grupo de empresas que piensan en dejar algo para los que vienen”.
El desafío del sello B
Charly Araujo confiesa que no son pocas las complejidades que implicó este proceso, “certificar como empresa B lleva mucho tiempo y para nosotros fue una apuesta difícil, porque le explicamos aproximadamente a 70 personas cuál era nuestro propósito: comprometernos con el cuidado del medioambiente, comprometernos socialmente con algunas problemáticas y con otras cuestiones económicas”, señaló haciendo referencia al modelo de triple impacto positivo que adoptan las Empresas B.
Miden su impacto social y ambiental y se comprometen de forma personal, institucional y legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el medioambiente.
Bodega Araujo no solamente comprendió la tendencia de los negocios de impacto positivo sino que incluso conformó un Comité de Sustentabilidad para velar entre otras cuestiones en la aprobación de la políticas ambientales; identificar las necesidades y expectativas de stakeholders y hasta la previsión de análisis y resolución de desvíos sobre lo planificado
Inspirar a otras empresas en el negocio es una aspiración firme del grupo.
Somos una empresa donde valoramos la familia, la amistad, el sentido de pertenencia, la alegría y sobre todo la naturaleza que nos da todo sin esperar nada a cambio.
El nicho del nicho
Junto con las otras bodegas ya certificadas en la Argentina –Lagarde, Penedo Borges, Dolium y Trivento , Araujo confirma la existencia de un «nicho en el nicho» y que esta movida de cuidado y calidad que caracteriza a la industria vitivinícola está activando un circuito de sustentabilidad y regeneración que sintoniza no solo con las preferencias de las nuevas generaciones sino con los exquisitos que ya no pueden valorar de una buena bebida dejando de lado la cadena de valor.
El crecimiento de este ecosistema de impacto viene pisando fuerte.
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Fuente: Andrea Mendez Brandam
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