Joaquín Carruega y Juan Martín Díaz Colodrero, correntinos, tienen un emprendimiento que apunta a “poner en valor lo que se produce en la provincia” en vinculación con artesanos
Joaquín Carruega, de 22 años, sigue con su mirada el avance del láser que graba el logo en un mate. No levanta la cabeza. Al lado de la máquina se amontonan productos de cuero y madera que aún tiene que marcar. Está sentado en el stand que montó junto a su socio, Juan Martín Díaz Colodrero, de la misma edad, en la Exposición Nacional de Razas, que organizó Expoagro la semana pasada en el predio de la Sociedad Rural de Corrientes en Riachuelo. “Nuestro esfuerzo está dando sus frutos”, comenta entusiasmado sobre las ventas que realizaron con su negocio.
Todo comenzó detrás del mostrador de una panadería de Díaz Colodrero en donde él trabajaba. Allí, en sus charlas, empezó a rondar la idea de montar algo juntos. En ese momento, Carruega estudiaba veterinaria y su amigo, agronomía, además de administrar la parte que tiene su mamá en el campo ganadero de la familia en Mburucuyá. A pesar de que estudiaban dos carreras diferentes, dice: “Estábamos alineados, los dos buscábamos lo mismo”.
“Soy un fanático del mate, soy de Mercedes, ahí los emprendimientos de este tipo son muy comunes, pero siempre sentía que faltaba algo, que se podía innovar y mejorar”, explica y agrega: “A Juan Martín también le gustaba el rubro, trabajamos juntos, somos muy amigos desde siempre, tenemos mucha confianza”.
En sus momentos libres, entre cliente y cliente, los dos jóvenes aprovechaban para idear y diseñar lo que es hoy El Zorzal. Eligieron ese nombre, crearon el logo y comenzaron con la búsqueda de artesanos porque, indica, querían “poner en valor lo que se produce en la provincia”. En rigor, el joven subraya que todo lo que ofrecen es elaborado al 100% por manos de artesanos correntinos. “Somos una empresa que busca que no desaparezca nuestra tradición ni nuestras buenas costumbres”, afirma.
Cada uno hizo un aporte de 3000 pesos con lo que empezaron a comprar los primeros artículos. En 2021 facturaron $2,4 millones. Carruega cuenta que uno de sus primeros dilemas fue si abrían o no un local, pero llegó la pandemia. “Todo el boom de la venta online para nosotros significó una gran oportunidad para poder dar a conocer y empezar a vender nuestros productos”, detalla.
“Me daba un poco de maña con las computadoras, pero igual empecé a capacitarme en el manejo de redes sociales y páginas web”, indica. En tanto, comenta que como su socio trabajaba en la administración del campo de su madre, contaba con las herramientas para poder ocuparse de la parte administrativa. Algo que continúa realizando.
De hecho, evalúan empezar a tener vacas con la marca de su emprendimiento porque, si bien los dos jóvenes dejaron sus carreras para dedicarse full time al nuevo emprendimiento, son unos apasionados del sector agropecuario. “Mi objetivo antes era estudiar veterinaria, recibirme y trabajar de eso. Juan Martín lo mismo, pero como agrónomo. Ahora ya no tengo tiempo, pero el folclore del campo es algo que me gustaba y me sigue gustando”, comenta.
Las primeras ventas de los correntinos fueron mates, bombillas, termos. Con el tiempo sumaron más productos como yerba. El año pasado lanzaron una línea de cuchillos para el asado y tablas. “Fue un paso importante porque pasamos de comprarle mercadería a otros para revender, a tener la nuestra propia, fabricada exclusivamente para nosotros”, explica.
Entre risas, cuenta que al principio el depósito era el living de su casa, pero como al negocio le iba cada vez mejor el espacio les empezó a quedar chico. “No tenía lugar para nada, había mates por todos lados, en los sillones, en la mesa, yo ya casi que no entraba”, dice. Por lo que decidieron alquilar un galpón que ahora también lo tienen de oficina.
En la actualidad Carruega se encarga de las ventas minoristas y manejo de las redes sociales y Juan Martín de las ventas mayoristas y del seguimiento a los clientes. Asegura que les está yendo “excelente”.
“Si Dios quiere y todo sigue igual, esperamos este año llegar a facturar casi 800.000 pesos al mes”, precisa.
Los jóvenes quieren empezar a exportar. “Nosotros queremos quedarnos a vivir acá en la Argentina, sabemos que el camino es exportar a otros lados. Nos gustaría en un futuro cercano que nuestra marca llegue a otros países para que se conozca lo que se produce en nuestra querida provincia”, concluye.