viernes, abril 19, 2024

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Estos fueron los 7 cambios que nos hicieron humanos

La evolución como especie nos ha traído a Homo sapiens hasta este momento actual. El recorrido ha sido vertiginoso si lo medimos en tiempo geológico. ¿Qué cambios nos han traído hasta aquí?

Vivir en grupo

Dicho así no es que suene como algo exclusivo de los humanos. Los lobos y los leones viven en manadas, las abejas en colmenas y los pájaros vuelan en bandadas. Pero nosotros supimos darle otra dimensión a la vida en grupo. Necesitamos individuos de nuestra especie alrededor más que ningún otro animal. Pero nos beneficiamos de esta situación más que ningún ser vivo.

A nuestra vida en grupo se le suma un elemento fundamental: la revolución cognitiva que nos ha permitido intercambiar más información entre nosotros de lo que es capaz el resto de especies. Aristóteles dijo que el ser humano es un “zoon politikón”, un animal político, en referencia a la polis, es decir, que vivimos en sociedad. Pero la auténtica clave está en que somo un “zoon chismorreón”. La razón por la que podemos dominar el mundo es porque podemos cooperar de tantas maneras como se nos ocurra con un número incontable de extraños. En palabras de Yuval Noah Harari:

“Las bandas merodeadoras de sapiens contadores de relatos fueron
la fuerza más importante y más destructora que el reino animal haya creado nunca”.

Violencia

Hay una corriente de pensamiento entre los investigadores que defiende la idea de que la agresión y la violencia constituyen el motor fundamental de nuestra evolución. Vivimos en grupo, sí, pero no todos los humanos se benefician por igual. De hecho, algunos sucumben ante otros. ¿Contradice esto el punto anterior de este artículo? Claro que no y por supuesto que sí. Otra característica esencial del ser humano: somos complejos.

Es decir, la especie Homo sapiens por supuesto que se ha beneficiado de la vida en grupo y el desarrollo del lenguaje, pero a título individual, es obvio que no todos gozamos de las mismas posiciones sociales. Y esto se remonta atrás tanto como peliaguda se vuelve la situación. En el yacimiento de la Gran Dolina, en Atapuerca, se encontraron fósiles humanos con evidentes marcas de violencia y signos de canibalismo. El clima de por entonces, hace unos 800 000 años era benigno y los recursos no escaseaban. Por tanto, no había hambrunas que llevaran a situaciones extremas de supervivencia. El ser humano fue capaz de matar y comerse a otro ser humano. Aún estamos desentrañando las posibles causas.

Hombre prehistórico

Banderas

Aquí vamos a unir los dos puntos anteriores para complicar aún más el asunto. Vivimos en grupo y podemos llegar a ser muy violentos. Además, somos la única especie capaz de pensar (y contarle a otro lo que hemos pensado) en cosas que no existen. Desde que varias familias se unieron para vivir en tribus, nuestras comunidades no han dejado de crecer hasta organizarnos en las sociedades complejas de nuestra actualidad: los estados políticos.

Con nuestro simbolismo hemos dotado de colores, logos, música y líneas ficticias a los países. Y con nuestra educación hemos aprendido a identificar el nuestro, que nos diferencia de los demás. Nuestra violencia es la que nos devuelve al primate territorial que fuimos, pero en una nueva dimensión. De ahí las guerras mundiales con los vecinos por acaparar recursos.

Jerarquía

No habrás visto nunca a un consejo de jirafas debatiendo si atacar o no al enemigo. Ni a una manada de conejos votando al miembro que organizará una trampa para el malvado halcón. Como mucho, los animales que viven en grupo cuentan con un macho alfa (o hembra) y raro será encontrarnos un macho “vice-alfa”. La jerarquía en distintos niveles apareció desde bien temprano entre los seres humanos. ¿Qué pasa con nosotros? Una vez más estamos ente un cambio que nos beneficia. Nuestra explosión demográfica sin parangón en el reino animal posibilitó la jerarquía. Y no solo ayuda a nuestra supervivencia como especie, en este caso también favorece a los individuos de una población tan inmensa como la nuestra. Imagina un ejército sin jerarquía. Otra cosa es el buen hacer o no del que obtiene el poder.

Sexo cara a cara

Todos los animales tienen alguna forma de practicar sexo. Sabemos que algunas especies tienen sobradamente identificado el placer y van más allá de la cópula, llevando a cabo frotaciones y hasta sexo oral. Pero el ser humano todavía lo ha llevado un paso más lejos.

Hemos diseñado el erotismo. Se diferencia de la sexualidad y el cortejo de las demás especies. Además, por morfología y, quién sabe qué descubrimiento, solo algunos simios y los humanos practicamos sexo cara a cara. Cuando los castellanos que viajaron a América tuvieron sexo con las indígenas por primera vez, cuentan que las sorprendían al girarlas y colocarlas frente a frente, en una posición nueva para ellas. Se desconoce si estamos ante un hecho real o la intención de equiparar a los indígenas con animales. En cualquier caso, la anécdota nos sirve para ilustrar este apartado.

Tecnología punta

Aunque los simios son capaces de utilizar palos y piedras como herramientas, el ser humano es el único animal capaz de modificar la materia prima. Hace unos 2 750 000 años ya guardábamos herramientas de piedra. Caminar sobre dos piernas nos dejó libres unas precisas y prensiles manos. Con nuestra inteligencia pudimos agarrar el mando de un hacha, una aguja para coser y la palanca de una nave espacial. Con nuestro delicado estómago y nuestras frágiles uñas, poco peligro despertaríamos en mitad de la selva. Con un rifle al hombro ya somos otra cosa.

Seguimos evolucionando

Esto tampoco es exclusivo del ser humano. Lo que nos diferencia es la velocidad a la que lo hacemos. Los leones y los tiburones han necesitado varios millones de años para llegar a ser tan letales y ostentar su privilegiado puesto en la cadena alimenticia. Nosotros apenas hemos tardado 8000 generaciones en llegar a nuestra situación actual. Un suspiro en la escala geográfica. Nuestra tecnología nos empuja a pasos agigantados y, como especie, no nos queda otra que adaptarnos.

Referencias:

Bermúdez de Castro, J. M. 2021. Dioses y mendigos. La gran odisea de la evolución humana. Crítica.

Harari, Y. N. 2018. Sapiens. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Debate.

Fuente: MuyInteresante.es

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