¿Hay que premiar por el esfuerzo o por los resultados?

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Hace poco leí una entrevista que le hicieron a Sundar Pichai*, actual CEO de Google, en la que este decía que “tienes que fomentar la innovación, (porque) las empresas se hacen más conservadoras en su toma de decisiones a medida que crecen…”. 100% de acuerdo hasta aquí.

Pero añadía: “…tienes que sentirte bien (be okay, decía:) con el fracaso y premiar el esfuerzo, no los resultados.”

¡ATENCIÓN!

Por favor, prestemos atención, que igual se nos ha pasado: “sentirte bien con el fracaso” y, sobre todo, “premiar el esfuerzo, no los resultados.”

Esto NO es lo que pone en el manual de buenas prácticas del CEO excelente, que viene a decir en este capítulo algo así como: “pagamos por el esfuerzo (la nómina, se entiende) y premiamos por los resultados (el bonus).” Es un lugar común.

Yendo un poco más allá, como mi apreciado gurú de las ventas y desarrollo de negocio B2B Oscar Torres suele decir: “por la falta de esfuerzo despides y por los resultados conseguidos recompensas”.

Además, seguro que no soy el único que ha escuchado alguna vez que premiar por el esfuerzo está muy bien mientras los niños son pequeños, pero que se deja de hacer cuando ya no llevan pantalón corto…

CAMBIO DE PARADIGMA

¡Atención, lo que está haciendo el amigo Pichai de Google es proponer un completo cambio de paradigma!

¿Por qué lo hace?

Supongo que muchos de vosotros ya os habréis dado cuenta de un detalle importante: cuando dijo lo que dijo estaba hablando de innovación. Un matiz pequeño pero muy, muy importante.

Pichai no se refiere al trabajo del día a día, a las rutinas, a los procesos definidos, a los proyectos que sabemos hacer, donde posiblemente estará totalmente de acuerdo con Oscar: por la falta de esfuerzo despides y por los resultados conseguidos recompensas.

Esto me llevó a reflexionar en un sentido más amplio: ¿qué conviene incentivar, qué tipo de trabajos?, ¿cuándo es valioso utilizar el incentivo y cuándo no?

Lo primero que pensé es que en el día a día, en las rutinas y procesos conocidos mencionados, hay que, efectivamente, pagar por el esfuerzo y premiar por los resultados. Es justo y parece lo correcto. Pero en la innovación, seguramente, como apunta Sundar, hay que premiar el esfuerzo…y, yo añadiría, “re-premiar” los resultados. ¡Solo faltaría que no incentiváramos también los resultados que se puedan lograr!

Y pensé: la innovación es lo nuevo, lo incierto, lo que no está claro cómo hacerlo y menos cómo va a salir. Desde luego ese esfuerzo, esa iniciativa, ese salto de fe hecho por individuos – aunque luego trabajen en equipo – hay que premiarlo. Pero también se hacen otras cosas nuevas en las empresas que no son necesariamente innovación: un nuevo mercado, un nuevo tipo de cliente, ¿qué hacemos con esto?

JAVIER, ACLÁRATE Y ACLÁRALO

Y me dije: “¿por qué no preparo una tabla para tratar de clarificar todo esto?”

A continuación, te presento la tabla que se me ocurrió que podía servir como orientación general para cualquier CEO o responsable de tomar decisiones sobre cuestiones de salario e incentivos con su equipo.

Espero que te sea útil y, en todo caso, me gustaría saber si hay algo con lo que no estás de acuerdo, por si fuera necesario modificarla:

TIPO DE ACTIVIDADESFUERZORESULTADOS
Hacer rutinas y proyectos del día a díaNO se bonifica (bonificar)
Participar en un proyecto de innovación (bonificar)€€ (bonificar más)
Abrir un nuevo mercado geográfico estratégico (bonificar)€€ (bonificar más)
Entrar en un nuevo tipo de cliente clave (bonificar)€€ (bonificar más)

Al final, se trata de bonificar el esfuerzo en aquello que puede resultar más difícil, más complejo, más incierto y, por ello, incómodo, como una medida más, sin duda no la única, para animar a los que tienen que hacerlo.

Lógicamente, el incentivo al esfuerzo se eliminará – y quedará solo el vinculado a resultados – cuando el horizonte se despeja y lo que era nuevo ya no lo es tanto, cuando lo que era complejo e incierto ha dejado de serlo.

Pero, siempre, habremos de dejar claros los términos desde el principio: durante cuánto tiempo se incentivará el esfuerzo y cuándo se dejará de hacerlo. Para evitar sorpresas desagradables derivadas de falsas expectativas, algo que lamentablemente ocurre con demasiada frecuencia.

CODA AL OPTIMISMO

No quisiera terminar este breve post sin mencionar la importancia que da Sundar Pichai al OPTIMISMO. Porque, como dice, con optimismo “puedes innovar, hacer las cosas mejor, resolver problemas…”. Lo que se te ponga por delante.

Y comentaba en la entrevista mencionada que, en los primeros tiempos de Google, se daba un extraordinario hábito: “le contabas a la gente tu idea y no te decían por qué no iba a funcionar, sino qué era de ella lo que les parecía bueno y qué más podrías hacer para que aún fuera mejor.”

Lo mismito que suele ocurrir en cualquier otro sitio que conozcamos. Toda una lección para los muchos agoreros, aguafiestas y cantamañanas diseminados por las empresas e instituciones de nuestra geografía.

Quizá por hábitos como ese es por lo que algunas empresas se convierten en Google y otras…bueno, otras hacen lo que pueden.

*La entrevista que leí era una transcripción del podcast View from the Top del 17/06/2022 de la Stanford Graduate School of Business

Fuente: Sastre & Asociados

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