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La empresa VanMoof, nacida en Amsterdam (Holanda) hace bicicletas eléctricas con un diseño y una calidad elevadas, hechas para durar según sus palabras, con un precio de alrededor de 3.000 €.
Esta empresa se encontró con un serio problema ya que tenían un elevado número de reclamaciones de clientes que recibían sus bicicletas dañadas y con golpes, afectando por ello a su experiencia con la marca y obligando a que VanMoof asumiera los costes de las reparaciones y los reenvíos.
Cuando la empresa “bajó al terreno” e investigó por qué estaba sucediendo esto, se dio cuenta de que los transportistas que hacían llegar las bicicletas a los clientes consideran estas como unos objetos resistentes, que no se rompen, por lo que el trato poco cuidadoso que les daban hacía que llegaran golpeadas en muchos casos.
Identificado el problema, idearon una solución muy ingeniosa pero sencilla a la vez: dibujaron una gran televisión en un embalaje del tamaño de los habituales para el envío de televisiones planas. Las reclamaciones se redujeron drásticamente porque los transportistas empezaron a tratar los paquetes con más cuidado. Desde que se empezaron a enviar las bicicletas como si fueran televisores, las reclamaciones se han reducido en un 80%.
En este video puedes ver un “unboxing” real de una de estas bicicletas con su embalaje similar al de una televisión.
Esta innovación “relámpago” no necesitó de ningún proceso largo y tedioso. Se pudo poner en marcha rápidamente y de forma sencilla, con poco gasto. Vemos, una vez más, que lo que más cuenta son las buenas ideas y la motivación de los implicados.
Podemos comprobar, como en este caso, que la innovación no es compleja la mayoría de las veces. Y tampoco se refiere solo al producto, como se asume erróneamente en muchas ocasiones: en este caso se centra en algo accesorio al producto: su embalaje.
Fuente: Consultoría de Innovación Sastre & Asociados – España (www.sastre-asociados.com)