Los avances tecnológicos dedicados al entorno doméstico indicaban que los aspiradores convencionales pasarían a mejor vida. Puede que, en parte, sea cierto, aunque la verdad es que han evolucionado de tal forma que siguen siendo el mejor asistente en la limpieza del hogar. Y es que los nuevos diseños de hoy en día ni siquiera necesitan bolsa para almacenar el polvo.

Esto se traduce en un mantenimiento infinitamente más sencillo. Al fin y al cabo, no tendremos que preocuparnos por cambiar la bolsa cada tres o cuatro semanas, que siempre es un engorro. Por eso, nosotros te recomendamos que te hagas con un aspirador sin bolsa. Su potencia de succión no tiene rival, su uso es muy cómodo y sencillo y, sobre todo, su precio es mucho más económico que los modelos inalámbricos o, incluso, los robots.