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Los 55 años de la red que nos cambió a todos

l 29 de octubre de 1969, a las diez y media de la noche, se inició la conexión de los dos primeros nodos de una red pionera, llamada Arpanet, cuya sucesora es Internet y que, en conjunto, cambiaron el mundo no solo para siempre, sino de formas que pocos escritores de ciencia ficción pudieron anticipar (Robert Silverberg y Arthur Clarke, entre esos pocos). El martes se cumplieron 55 años.

El intento fue un fracaso, se colgó todo y debieron ponerse a trabajar para detectar el origen del error. Lo resolvieron esa misma noche y una hora más tarde, según consta en los registros de ese día, que todavía se conservan (bendito sea el papel), la computadora de la Universidad de California en Los Angeles se conectó con la del Stanford Research Institute (SRI, como se ve en la foto que abr esta nota), unos 200 kilómetros al noroeste. Fue la primera red de área amplia (WAN, por sus siglas en inglés) que usaba conmutación de paquetes y control distribuido. Frase que, lo sé, requiere de cierta elaboración.

Charley Kline (a la izquierda) le envió el mensaje a Brian Duvall que dio inicio a Arpanet; detrás de ellos, el equipamiento que usaron. La foto es de 2009; el supervisor y autor intelectual de esa primera conexión fue Leonard Kleinrock
Charley Kline (a la izquierda) le envió el mensaje a Brian Duvall que dio inicio a Arpanet; detrás de ellos, el equipamiento que usaron. La foto es de 2009; el supervisor y autor intelectual de esa primera conexión fue Leonard KleinrockGentileza NPR

La historia es técnicamente más complicada, pero, sin entrar en detalles, en esa época la forma de comunicarse telefónicamente se llamaba “conmutación de líneas”. ¿Por qué? Como en la serie Las Chicas del Cable, cuando llamabas a alguien, se establecía una vinculación física entre ambos interlocutores; o más bien entre sus aparatos telefónicos, pesados, electromecánicos y unidos al mundo por un cable, no por microondas y antenas celulares. Un cable iba desde tu casa hasta la de tu interlocutor, literalmente. Esto, dicho un poco más sucintamente, se conoce como conmutar líneas.

Para cuando las computadoras empezaron a aparecer, esa lógica crujió. Estaba todo bien con la telefonía y había sido en su momento un gran avance, pero con las computadoras, especialmente con muchas computadoras potentes, la idea de que te diera ocupado era inaceptable.

Nació así la idea de conmutar paquetes. Lo de conmutar líneas se entiende intuitivamente. Conmutar paquetes ya suena a alquimia medieval. Pero es se trata de un sincretismo verbal al que la tecnología nos tiene acostumbrados. “Conmutar paquetes” quiere decir que en lugar de recurrir a cambiar de cables para establecer la comunicación, el intercambio de información (un archivo, un mensaje de WhatsApp, una página web, esta nota, da lo mismo) se basaba en paquetes. Es decir, se dividía el mensaje en fragmentos más pequeños y se los encapsulaba en paquetes que viajaban de forma independiente por la ruta más adecuada a cada momento. Los sistemas autónomos establecen y propalan las rutas y los routers les dicen a los paquetes cómo llegar a destino; son semejantes, conceptualmente, al que tenés en tu casa, solo que (hoy) muchísimo más poderosos.

¿Cuál es la ventaja? Primero, que nunca te va a dar ocupado. Por eso en Internet podés estar chateando con veinte personas a la vez mientras oís música por Spotify. Segunda, si hay un incidente (en la década del ‘60 –plena Guerra Fría– el incidente podía ser un ataque nuclear) y se pierden rutas, sistemas autónomos y routers, la red encontrará nuevas formas de que los paquetes lleguen a destino, porque el control del tráfico está distribuido y por lo tanto el conjunto es plástico y adaptable.

Los fundadores

En 1969, la tecnología todavía era rudimentaria y Arpanet solo era capaz de conectar entre sí unos aparatos llamados Interface Message Processors, encargados de la conmutación de paquetes y bisabuelos de los routers actuales. Pero dos o tres años después del debut de Arpanet –que, por ejemplo, vio nacer en 1971 el correo electrónico, obra de Ray Tomlinson–, las cosas empezaron a complicarse. Esto me lo contó Vinton Cerf en el Hotel Sheraton de Buenos Aires, en 2007; Cerf es uno de los inventores de Internet. La complicación era que cada vez había más redes en las universidades y otras instituciones. De modo que en lugar de una sola computadora grande y potente que todos compartían, empezaron a aparecer redes de computadoras.

Leonard Kleinrock junto a un IMP, el procesador de mensajes que servía de router primigenio para conectar dos computadoras
Leonard Kleinrock junto a un IMP, el procesador de mensajes que servía de router primigenio para conectar dos computadorasArchivo

Así que en el ambiente de Arpanet empezó a hablarse de hacer internetworking. De allí derivaría la palabra que usamos hoy, Internet. El verbo internetworking significa conectar redes entre sí. Que es exactamente la definición de Internet. Es una red que conecta redes mediante el conjunto de protocolos TCP/IP.

LA NACION entrevistó durante los últimos treinta años a la mayoría de los personajes clave en el nacimiento de estas tecnologías que casi nadie vio venir y que cambiaron el mundo de una forma tan radical que alcanza con pensar lo que habría pasado si hubiéramos tenido que atravesar la pandemia de Covid sin la posibilidad de hacer teletrabajo. En la serie Pioneros Inesperados que LA NACION publica semanalmente en la web el lector encontrará asimismo la vida y obra de muchos de los fundadores de estas tecnologías. Alguno de esos pioneros son Vinton Cerf y Bob Kahn. Juntos crearon el conjunto de protocolos TCP/IP (es decir, la tecnología que hace funcionar a Internet), y Kahn fue el artífice de Arpanet. Por supuesto, el gran Leonard Kleinrock, el hombre que puso en marcha Arpanet esa noche del 29 de octubre, 55 años atrás. Y algunos más, en una colección que ya tiene más de 100 artículos: Jon Postel; Ray Tomlinson; Tim Berners-Lee, que creó la web; Sergey Brin y Larry Page, los fundadores de Google, y Radia Perlman, llamada “la madre de Internet”.

Ellos, y cientos de otros ingenieros, informáticos, estudiantes e incluso intelectuales de otras áreas del pensamiento pusieron en marcha esta revolución que empezó como un experimento de laboratorio y que hoy mueve la economía planetaria. Y esa revolución tomó tan solo medio siglo.

Fuente: La Nacion Por Ariel Torres

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