Estos pequeños felinos mastican y se revuelcan instintivamente en hierba gatera y vid de plata para aumentar hasta diez veces la secreción de sustancias insecticidas y transmitirlas a su pelaje.
Si los gatos reinan en las redes sociales se debe en gran medida a sus curiosos comportamientos. Por ejemplo, los que poseen ante la hierba gatera (Nepeta cataria) y la vid plateada (Actinidia polygama), plantas que emiten unas sustancias químicas (iridoides) capaces de repeler a los insectos y que producen efectos psicotrópicos en estos felinos.
En una reciente investigación publicada en la revista Science, investigadores japoneses han observado cómo estos animales, al dañar estas plantas mediante mordiscos, frotes o rodamientos, provocan la liberación de mayor cantidad de dicho insecticida natural. De esta forma, se protegen de las plagas al incorporar iridoides a su pelaje.
Su conducta llamó la atención del autor principal, Masao Miyazaki, investigador del comportamiento animal de la Universidad de Iwate, que sintió curiosidad por saber qué beneficios les suponía: “Descubrimos que el daño físico provocado por los gatos al masticar la vid aumentó la emisión de iridoides por diez”. Además, este incremento desencadenó un efecto prolongado en estos animales.
Una atracción fruto de la evolución
“La hierba gatera afecta no solo a los gatos domésticos, sino también a muchas especies de felinos salvajes, incluidos leones, tigres y ocelotes”, advierte Benjamin R. Lichman, primer autor de otro estudio que explica esta atracción.
Estas plantas producen un efecto psicotrópico gracias a un olor acre que emana de la nepetalactona, una sustancia química. La emisión de dicha sustancia repele a los insectos y atrae y ‘droga’ a los gatos al mismo tiempo.
“El olor se dirige a ciertos receptores, activando las mismas vías neuronales que usan las feromonas sexuales en el cerebro de los gatos. Se trata de un mecanismo evolutivo”, explica Lichman, biólogo de plantas de la Universidad de York.
Tras la pista del olor
Precisamente, los investigadores observaron que las hojas de vid arrugadas y rasgadas por los felinos presentaban un olor aromático mucho más fuerte que el de las hojas intactas. Así, midieron la emisión en el aire y los perfiles químicos de los iridoides (como nepetalactol, dihidronepetalactona e isoiridomirmecina) antes y después de que estos masticaran las hojas.
Con los datos en mano, se dieron cuenta de que el daño físico recibido por la planta provocó que la secreción de este insecticida fuera diez veces mayor. No solo eso, sino que las sustancias químicas aumentaron y disminuyeron después de que las plantas fueran atacadas.
Por ejemplo, el nepetalactol pasó de representar más del 90 % de los iridoides al 45 % en las hojas dañadas. Estos cambios en la composición de dichas sustancias tuvieron un efecto inesperado para los autores: prolongaron el efecto que estas plantas producen en los gatos.
Paralelamente, para probar si los felinos reaccionaban específicamente a los iridoides, se les dio platos con nepetalactona y nepetalactol puros. “Los gatos muestran la misma respuesta para los cócteles de iridoides que para las plantas naturales. Su comportamiento solo varía por la masticación”, subraya Miyazaki.
Dudas por resolver
A continuación, el experto y su equipo quieren entender qué gen o genes son responsables de la reacción de los gatos a la hierba gatera y la vid plateada y porqué algunos de ellos no responden a estas plantas.
Sobre si en época de plagas los felinos podrían intensificar este comportamiento, Miyazaki lo niega. “Los gatos adquirieron la respuesta durante la evolución como comportamiento instintivo, por lo que la duración de la respuesta se observaría en todas las estaciones, no solo en verano”.
Sin embargo, estas plantas están activas desde abril hasta noviembre, por lo que puede haber una correlación entre su presencia y el número de plagas de insectos activas, concluye el investigador japonés.
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Fuente: Edgar Hans Cano
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