Investigadores de la Universidad Estatal de Michigan han hecho un descubrimiento sorprendente sobre el sistema nervioso entérico del intestino humano, el llamado «segundo cerebro». No solo constatan que, en efecto, este segundo cerebro existe, sino que es extraordinariamente independiente.
Es decir, que los intestinos podrían realizar muchas de sus tareas habituales incluso si de alguna manera se desconectaran del sistema nervioso central. Y la cantidad de células especializadas del sistema nervioso, a saber, neuronas y glía, que viven en el intestino de una persona es aproximadamente equivalente a la cantidad que se encuentra en el cerebro de un gato.
Células gliales
Gulbransen y su equipo han demostrado ahora que las células gliales (a diferencia de las neuronas, las células gliales no tienen axones, dendritas ni conductos nerviosos) desempeñan un papel mucho más activo en el sistema nervioso entérico de lo que se había creído en un primer momento.
En el lenguaje informático, la glia serían las puertas lógicas. O, para una metáfora más musical, la glia no lleva las notas tocadas en una guitarra eléctrica, son los pedales y amplificadores que modulan el tono y el volumen de esas notas.
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En una investigación, publicada recientemente, los investigadores revelaron que la glía actúa de una manera muy precisa para influir en las señales transportadas por los circuitos neuronales. Este descubrimiento podría ayudar a allanar el camino para nuevos tratamientos para las enfermedades intestinales.
La glía también podría estar involucrada en varias otras afecciones de salud, incluidos los trastornos de la motilidad intestinal, como el estreñimiento, y un trastorno poco común conocido como pseudoobstrucción intestinal crónica.
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Este nuevo estudio, pues, crea una imagen más completa, aunque más complicada, de cómo funciona el sistema nervioso entérico. Algo no tan extraño si tenemos en cuenta, tal y como explica el neurobiólogo Michael Gershon en su libro El segundo cerebro, que el 95% de toda la serotonina que corre por nuestro cuerpo se halla en el intestino, nuestro segundo cerebro.
Fuente: Sergio Parra
Xataka Ciencia