Tengo un amigo encantador, pero al que no le terminan de funcionar las relaciones, porque tiene muy claro, que no quiere ser padre. Sus parejas, al principio, no le creen, y al final terminan dejando la relación.
El amor es ciego
En los inicios de una relación, cuando conocemos a alguien que nos gusta, nuestro cerebro está en cierta medida embriagado y nos “oculta” los defectos de la otra persona minimizando las incompatibilidades que podrían derivar en que la relación no funcione.
La culpa de esto la tienen un grupo de sustancias que segrega nuestro cuerpo cuando estamos enamorados. Neurotransmisores, hormonas y feromonas se encargan de obnubilarnos.
Cuatro sustancias clave en el enamoramiento
Las cuatro hormonas claves en la felicidad que segregamos cuando estamos enamorados son:
- Dopamina: literalmente, nos engancha. Es un neurotransmisor que segrega nuestro cerebro cuando obtenemos lo que queremos. Interviene, por tanto, en los procesos de recompensa y es el responsable de hacernos sentir placer y querer repetir.
- Oxitocina: conocida como la hormona del amor y el afecto. Refuerza los vínculos y la confianza. Se segrega cuando nos tenemos intercambios afectivos con la pareja u otro ser querido, como son los hijos o las mascotas.
- Endorfinas: son neurotransmisores encargados de la felicidad y la sensación de tranquilidad.
- Serotonina: se la conoce como la hormona de la felicidad. Cuando aumentan sus niveles en los circuitos neuronales genera sensaciones de bienestar, relajación, satisfacción, aumentando la concentración y la autoestima.
No basta que le gusten los perros, tiene que adaptarse a vivir con ellos
Si tu pareja en los inicios de la relación te dice que, que su hermana tiene un perro y que él o ella lo han cuidado en alguna ocasión… o que le parecen muy lindos los animales…. Sabemos, que no es suficiente.
Tener perro es todo un estilo de vida
- Tus vacaciones han de programarse en función de tu perro como miembro de la familia.
- Tu día a día a de programarse para cubrir sus necesidades, de higiene, paseo, socialización…
- Tu casa está adaptada a que en ella vive una mascota. Tu cocina huele a pienso, hay camas y cuencos por el suelo y sus juguetes en todas partes. Y si, hay pelo, y a ti no te molesta porque sabes que “donde hay pelo, hay alegría”
- Tu coche: otro de tus artículos con pelo, y de nuevo, a ti no te molesta. Porque vivir con perro, llevarlo al campo en tu coche y disfrutar de caminar juntos, es tu estilo de vida. Es lo que te hace feliz y da paz.
Motivos por los que tu pareja puede ser incompatible con la vida con perro
- Cinofobia: Así es como conocemos al miedo que sienten muchas personas a los perros. No solo niños, sino también adultos padecen esta fobia.
Si a tu pareja no le gustan los perros por miedo a ellos, podría ser que vuestra relación y tu perro consigan tirar ese muro y supere su miedo convirtiéndose en su mejor amigo.
- Escrupulosidad: Hay personas muy pulcras con la limpieza y a las que de repente, contar con pelos, babas y olores en casa puede generar mucho malestar. Para que nos vamos a engañar, si tienes perro sabes que hay prendas de ropa que jamás comprarías, pues el material de que están hechas parece ser un atractor de pelo. Esta cuestión se puede solventar pactando unas normas de convivencia y poniendo esfuerzo de ambas partes, aunque sin duda traerá alguna que otra discusión.
- Alergias: Este es un problema que afecta directamente a la salud del que la padece. Aunque es un tema molesto, puede tratarse si hay un verdadero interés. Además, muchas personas describen como tras un cierto tiempo han dejado de sentir alergia por el perro de la casa, aunque el resto de perros sigan haciéndoles estornudar.
- Falta de libertad: Este punto quizás es el más difícil de llevar. Existen personas cuyo ritmo de vida es directamente incompatible con tener una responsabilidad a su cargo como un perro. Siendo realistas, si a tu pareja le encanta viajar a ese tipo de lugares donde no admiten perros, o hacer un tipo de turismo y vida social de museos, conciertos y un sin fin de actividades para nada pet-friendly, vas a tener muy difícil mantener el vínculo y la atención que tenías con tu perro hasta ahora si eres tú quien decide adaptarse a su estilo de vida.
Si además tu pareja es de los que cuando sale, no sabe a qué hora volverá, veo muy complicado que un propietario responsable se sienta feliz, haciendo esperar en casa tanto tiempo solo a su perro.
Paseadores, cuidadores, y ayuda externa, no son la solución
Hoy en día, a consecuencia de nuestro ritmo de trabajo hay muchas opciones para encontrar un canguro para tu perro o una persona que te ayude a gestionar sus necesidades a cambio de una retribución económica. Incluso, puede que tengamos un familiar con tiempo a quien le encanta que le dejes al perro.
Estas opciones están muy bien cuando tienes trabajo, o un evento donde no puede ir tu perro o porque también te apetece un poco descanso y tiempo para hacer otras cosas.
Sin embargo, cuando se trata de elegir con quien compartes tu tiempo libre, y tu perro te está esperando en casa…creo que empiezas a tenerlo claro.
Si renuncias a lo que tu esencia, serás infeliz
No dudo en que puedes adaptarte al tipo de ocio que le gusta a tu pareja y que quieres pasar tiempo con ella. Sé que puedes dejar a tu compañero canino con tus padres, tu hermano o un cuidador especializado algunos días para salir con tu pareja a un evento o mil museos sin pasar por casa.
Pero así, renunciando a tu esencia, no vas a ser feliz. Porque cuando tu pareja te dice que no quiere adaptarse al perro o condicionar su vida al perro, no entiende que no se trata del perro, se trata de ti.
Fuente: MuyInteresante.es