El concepto de que el pobre lo es porque se lo merece o que es en cierto modo indigno se remonta a la época victoriana.
Sin embargo, según este reciente estudio sobre la pobreza alimentaria, estas actitudes todavía están vivas hoy, y son una parte muy importante de cómo se percibe a quienes reciben una prestación por parte de la seguridad social.
Pobre indigno
Según el estudio citado, la gente considera o tiende a considerar que los pobres son indolentes, que no se están esforzando lo suficiente para aliviar sus propias dificultades, lo que los hace menos merecedores de ayuda.
La idea de los pobres merecedores e indignos está vinculada a nuestra comprensión de las causas de la pobreza: si es el resultado de la “agencia” o la “estructura”. La agencia se refiere a las acciones de un individuo, mientras que la estructura son las fuerzas externas que pueden haber llevado a la pobreza de un individuo.
Si estamos en el segundo caso, entonces muchas personas consideran que el pobre no merece ayuda, como ejemplifica este tuit:
Por ejemplo, si las personas con problemas económicos gastaban dinero en servicios conspicuos o considerados como tal, como algún servicio de streaming o un servicio de manicura, se entendía que no merecían ayuda para alimentar a sus hijos. O si no compraban comida barata y abundante, se consideraba que de alguna manera no gestionaban bien sus recursos y se merecían su situación. Sin embargo, ¿quizá las personas pobres no sufren tantos embates que necesitan desahogarse de un modo u otro o no han recibido el suficiente apoyo para gestionar de forma más inteligente sus recursos?
Es algo similar a cuando, en un debate de televisión española, un polemista señaló que una política activista: «estás muy gordita para el hambre que se pasa» (cuando en realidad son precisamente los pobres los más obesos porque comen comida más barata y calórica).
Perder poder adquisitivo no solo afecta a tu salud sino a tu esperanza de vida
Las personas pobres suelen nacer con diversos lastres, incluso a nivel neuroquímico, tal y como si hubieran sido afectados por un virus. Tienen menos autocontrol, menos tenacidad, menos inteligencia, menos capacidad de prosperar, en términos generales; y además ello no es tanto una cuestión de pobreza en sí como de desigualdad. Así que, en el debate sobre si alguien es responsable de su situación o no, al menos deberíamos ser conscientes de ello, tal y como abundo en la siguiente charla impartida en el BCNspiracy TALKS 2020:
Fuente: Sergio Parra
Xataka Ciencia