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5 grandes lecciones de personas sabias

Las lecciones tienen un propósito esencial: recordarnos los grandes valores que deben guiar las acciones. A veces olvidamos que la vida adquiere sentido solo a partir de los principios que la conducen y los propósitos nobles que la encaminan.

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Hemos seleccionado cinco de esas grandes lecciones de personas sabias. Son sentencias y hechos que nos revelan pequeñas y grandes verdades. Ahí están, entonces, para que las disfrutes y aprendas de ellas.

1. Capote y una de las grandes lecciones de hombres sabios

Truman Capote no necesita ninguna presentación. Ha sido uno de los más grandes escritores estadounidenses. Su obra “A sangre fría” se considera la inauguración de un nuevo género en el que la ficción se confunde con la no ficción. Pocos saben, sin embargo, que buena parte de su talento derivaba de una impresionante disciplina.

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Uno de sus más grandes amigos, Paul Bowles, contó que un día, en 1949, le dijo a él y a otros compañeros, que ya había diseñado su programa literario para los próximos 20 años. Todos quedaron sorprendidos y les pareció, ciertamente, algo iluso. Sin embargo, con el correr del tiempo desarrolló ese programa, paso a paso, línea a línea, tal y como lo había concebido. Es una de las grandes virtudes de los genios: la constancia y la disciplina.

2. Tod Browning, el genio del cine mudo

Tod Browning es el autor de otra de esas lecciones de hombres sabios. Antes de que alcanzara la fama, Browning era muy pobre. Tuvo que ganarse la vida desarrollando diversas actividades. Una de las que le procuró recursos para vivir fue la de “muerto viviente” en un circo.

La rutina consistía en quedarse quieto. Llamaban a un médico y lo declaraban muerto. Luego lo metían en un ataúd y lo enterraban. Él debía permanecer ahí por 24 horas, sin moverse. Sobrevivía gracias a un oculto sistema de ventilación y a pequeñas bolitas de alimento que llevaba consigo. Al principio casi muere de verdad, del pánico. Luego aprovechaba esas largas jornadas para dar rienda suelta a su imaginación y diseñar su futuro.

3. Helen Keller y su lección de vida

Las grandes lecciones de hombres sabios también incluyen historias de mujeres extraordinarias, como Helen Keller. Su nombre es suficientemente conocido, pero recordemos su historia. Cuando tenía tan solo 1 año y medio contrajo una enfermedad que la dejó ciega y sorda. Esto a su vez impidió que hablara.

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Gracias a una maestra que creyó en ella, logró desarrollar un sistema para comunicarse con el mundo. Así se convirtió en la primera persona sordociega en obtener un título universitario, nada menos que en Harvard. Escribió varios libros y más de 400 artículos. Cuando se le preguntaba por su gran superación, Helen contestaba: “Cuando una puerta de felicidad se cierra, se abre otra; pero a menudo no la vemos porque seguimos mirando la puerta cerrada”.

4. Oscar Wilde y los convencionalismos

Oscar Wilde fue uno de los críticos más ácidos de los convencionalismos sociales. Estaba convencido de que la gente que lo rodeaba estaba llena de hipocresía y que actuaba más en función del qué dirán, que de lo que verdaderamente sentía. También tenía la certeza de que estaban tan sumergidos en su propio mundo que ni siquiera escuchaban.

Para probar su teoría, aprovechó una ocasión en la que le invitaron a una fiesta. Deliberadamente, llegó tarde. Cuando la anfitriona lo recibió, Wilde le dijo:Lo siento. He llegado tarde porque tuve que enterrar a una tía, a la que acabo de matar. Sin inmutarse, la mujer le contestó: “No se preocupe usted. Lo importante es que haya venido”.

5. Churchill y el sentido del humor

Winston Churchill ha sido uno de los hombres más grandes de la historia. No solo lideró en persona el destino del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial, sino que además fue un magnífico escritor y obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, uno de los rasgos de su personalidad que más llaman la atención es su elegante y constante sentido del humor. Algo raro en personajes que han alcanzado semejante gloria.

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Hay cientos de anécdotas en torno al sentido del humor de Churchill. Una de ellas dice que el General Montgomery recibió un sentido homenaje por haber derrotado a Rommel en África. En su discurso de agradecimiento, Montgomery dijo con gran orgullo: “No fumo, no bebo, no prevarico y soy un héroe”, a lo que Churchill respondió: “Yo fumo, bebo, prevarico y soy el jefe de él”.

Todas estas lecciones de hombres sabios y mujeres maravillosas nos muestran que el ser humano tiene facetas admirables. Son capaces de sobreponerse a la adversidad, pero también de reírse de ella. Los más sabios son precisamente los que logran extraer aportes positivos de los momentos más duros.

Fuente: #RedactáBuenasNoticias
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