La figura de una cuchara adentro de un vaso aparece en el microondas. Sin embargo la duda es convienen meter algo de metal en un electrodoméstico.
Quienes usan el microondas seguro ven: el dibujo de un vaso lleno tachado y, a su lado, la misma figura pero con una cuchara, y sin tachar.
El significado de la representación, si vas a calentar un vaso de agua, una taza de leche o un café instantáneo, pon una cuchara en el vaso.
Lo que desconcierta es que las cucharas suelen ser metálicas. Hasta donde se sabe no hay que meter metal en el electrodoméstico.
Sin embargo este utensilio es una excepción; ponerlo en la taza puede librarte de un infrecuente pero posible accidente que genera serias quemaduras.
La contradicción tiene sentido, como explica el catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Murcia, Rafael García Molina.
Molina detalla “Conviene poner una cuchara para evitar lo que se llama sobrecalentamiento, en el que el líquido ha superado la temperatura de ebullición en el microondas pero no ha llegado a hervir”.
El té, la leche o el agua han sobrepasado los 100ºC pero no lo parece. No hay ni rastro de las burbujas y eso es peligroso.
Lo que ocurre es que al sacar el recipiente del microondas podemos provocar que rompa a hervir súbitamente.
Si eso sucede, una erupción de vapor y agua hirviendo puede salir proyectada hacia una incauta víctima.
Basta un golpecito al poner la taza sobre la mesa, echar azúcar al café o introducir una bolsita de té para perturbar el inestable estado del líquido sobrecalentado.
Entonces se produce lo que los expertos conocen con el descriptivo término de “erupción”.
Cuchara sí, tenedor nunca
Para que se produzca la ebullición, las burbujas de vapor que se forman en el líquido necesitan núcleos de condensación.
Se trata de algo dentro del recipiente en torno a lo que se agrupará el vapor que se ha generado, dice García Molina.
El proceso de la agrupación, mete dos o tres granos de sal en un vaso de cerveza y verás como el dióxido de carbono de la bebida se agrupa alrededor de ellos y comienza a generar burbujas.
Los granos de sal actuarían, en este caso, como las burbujas de aire microscópicas (en realidad, e hilando más fino, aportarían dichas burbujas al líquido).
Esas pequeñas cantidades de aire atrapadas en la superficie de la cuchara son las que, si se sobrecalienta el líquido, generarán burbujas ya dentro del microondas.
De esta manera entrará en ebullición dentro, salpicará en el interior o se saldrá de la taza, pero evitará el accidente.
También pasará lo mismo si la taza contiene alguna partícula que promueva la agrupación. De hecho, el sobrecalentamiento suele suceder en recipientes excepcionalmente limpios.
Lo más recomendable es que la cuchara sea de un material rugoso como la madera, ya que así su superficie, a escala microscópica, contendrá más aire. Pero las metálicas también sirven, debido a su forma.
Por la manera en la que calientan los hornos microondas, los electrones que se mueven en los metales que se introducen en ellos pueden concentrarse y crear intensos campos eléctricos. No se ven hasta que es demasiado tarde.
Estos campos eléctricos no se crean en las cucharas porque son redondeadas, pero sí en los tenedores. Como si fueran pararrayos, sus puntas atraen la electricidad.
Lo mismo sucede si se introduce cualquier otro objeto metálico anguloso, que puede reaccionar con las paredes del microondas.
En caso de meter una cuchara metálica hay que asegurarse de dejar una separación de 2 centímetros entre el cubierto y las paredes (o la puerta) del microondas.
La cercanía puede causar un problema porque “las ondas electromagnéticas no atraviesan este material y se pueden producir chispas que dañen el electrodoméstico”, apuntan en la página web de Bosch.
También avisa de que este “es el único elemento metálico que debemos introducir dentro. Las bandejas y el resto de recipientes metálicos están completamente prohibidos.
En caso de no querer usar una cuchara, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos recomienda meter una bolsa de té.
También una pizca de café instantáneo o remover el líquido mientras se calienta.
Fuente: El País
Fuente: Salud 360