Una obra de arte casi mística que en realidad habla de nuestro lugar en el cosmos y de la idea de Dios, así como de los límites de la inteligencia artificial
El inminente estreno de “Ad Astra”, que está recibiendo muy buenas críticas y que ya ha sido comparada con 2001. Una odisea en el espacio, supone una oportunidad perfecta para reivindicar una película casi mística que muchos jóvenes que aplauden cintas como Interstellar, seguramente ni habrán visto o ni tengan intención de hacerlo sin saber que si una no habrían existido las otras dos
- A pesar de haber pasado medio siglo desde su estreno sigue siendo un referente del género y sigue siendo un film inimitable.
- A día de hoy sería imposible hacer una película como 2001. Costó más de diez millones de dólares de la época (para que se hagan una idea, El planeta de los simios, el gran éxito del momento, no llegó a los seis millones), no tenía ninguna estrella y solo hay 40 minutos de diálogos en una metraje de 139 minutos.
- El film es una experiencia completamente distinta a la habitual. No hay que verla como una película sino como un estímulo. Algo similar a cuando contemplamos un cuadro o escuchamos una pieza de música clásica ¿Qué nos sugiere?
- 50 años después de su estreno su mensaje sigue estando lleno de recovecos. Algunos ilusos creemos que la hemos entendido pero hay abiertas miles de interpretaciones por lo que supone un reto intelectual de primera magnitud.
- La dirige Stanley Kubrick. Para muchos el mejor director de la historia del cine.
- Sus efectos especiales eran imposibles hasta que se estrenó 2001. De hecho, el film abrió la puerta a George Lucas para llevar a la pantalla Star Wars, su célebre fantasía espacial.
- Hall 9000 sigue siendo a día de hoy el mejor ejemplo y el más realista de inteligencia artificial llevada al extremo de suponer una amenaza para la vida del ser humano.
- El final de la película, sencillamente no se puede explicar. Provocó que muchos espectadores abandonaran la sala y curiosamente hizo flipar a los más jóvenes. Su lectura sigue abierta. En su momento se acudió al mismísimo Carl Sagan para que les diera alguna idea pero de ahí no salió nada en claro. Sagan llegó a decir que “¡no tenían ni idea de cómo terminar la película!” Todavía hoy el final sigue inspirando multitud de curiosas explicaciones y hay foros y páginas webs que continuamente tratan de clarificarlo.
- Kubrick estaba obsesionado en que su película estuviera más cercana a la ciencia que a la ficción, por esta razón fue obsesivamente perfeccionista y estudio hasta el último detalle provocando infinidad de retrasos que hicieron que la película tardara dos años en rodarse y montarse. Aún así, cuando fue estrenada Kubrick le quitó otra media hora.
- En general Stanley Kubrick era un obseso que rozaba lo patológico de la perfección. Se dice que rodaba las escenas sólo él, los operadores de cámara y el actor/actores que hicieran falta. Nadie más.
- La película está basada en un relato corto de Arthur C. Clark titulado El centinela que interesó tanto a Kubrick que Clark escribió el guión y la novela de 2001 al mismo tiempo.
- Se suele decir que Kubrick llamó a la NASA para diseñar hasta el último detalle de la película pero esto no es exactamente cierto. El director de 2001 contrató a Harry Lange, un diseñador de arte de origen alemán que trabajó en publicidad y sí, también en la NASA, pero diseñando naves espaciales para su futura construcción. Allí conoció a Arthur C. Clarke, que le presentó a Kubrick. Lange también trabajó diseñando bocetos en películas como La guerra de las galaxias, Superman II o Cristal Oscuro.
- Se ha dicho que la película de Kubrick reflexiona sobra la vida extraterrestre pero en realidad habla de nuestro lugar en el cosmos y de la idea de Dios, aunque sea de forma abstracta.
- Y finalmente, no les dejará indiferente aunque eso sí, recuerden la razón número 3.
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Fuente: Ramón Monedero
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