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Cómo emplear la psicología inversa con los niños

¿Te ha pasado alguna vez que tu hijo no obedece de ninguna de las maneras? Estás en la cola del cajero del supermercado, tu pequeño se tira al suelo, comienza a patalear porque quiere que le compres un dulce y se lo has negado. ¿Qué haces? ¿Se lo compras? ¿Te sientes intimidada porque la gente está mirando el espectáculo? Quizá es el momento de aplicar la psicología inversa

La psicología inversa es una técnica según la cual, logramos que, otra persona, en este caso, nuestro hijo, haga lo contrario de lo que queremos. Hay ciertas circunstancias y situaciones donde decidimos emplear esta técnica. Los psicólogos recomiendan que, antes de emplearla, probemos con otras. Pero en momentos desesperados, ¡medidas desesperadas!

Generalmente comenzamos explicando el porqué de las cosas, intentamos comprender el punto de vista del niño. Actualmente, sabemos que el modelo autoritario no es bueno, lo que no indica que haya falta de disciplina. En estos casos, decir “porque lo digo yo y punto” no es ni la mejor solución ni la más efectiva.

Ante este escenario, podemos emplear el truco de la psicología inversa.

Pedir lo opuesto

En determinadas fases de su desarrollo, los niños quieren experimentar su libertad y desobedecer por sistema, es una forma de reafirmar su autonomía. Esto puede llevar a que vivamos situaciones verdaderamente estresantes.  Quizá has estado negociando demasiado tiempo con un hijo muy efusivo y estás a punto de perder la paciencia. O has intentado convencerle de que se coma las verduras sin éxito.

Dado que lo que busca el niño es desobedecer, pidámosle justo lo contrario, para que acabe haciendo justo lo que nosotros queremos. Seguro que recuerdas alguna ocasión en que tus padres la han empleado contigo. No se trata de usar esta herramienta a todas horas porque estaríamos manipulando a nuestros hijos y esto no es bueno.

Una forma común de psicología inversa es prohibir una acción. Cuando dices ‘no hagas esto’ también estás implantando la sugerencia de hacer ‘esto’.

La educación de los hijos es una misión titánica que requiere templanza, por ello sería bueno tener en cuenta algunas consideraciones al emplear la psicología inversa son:

  1. No nos tomemos las cosas de forma personal ni busquemos un control excesivo. Gestionemos bien nuestras emociones para que no desencadenemos sentimientos negativos ni en nuestros hijos ni en nosotros mismos.
  2. Valora sus necesidades. Antes de emplear esta técnica, reflexiona si le estás pidiendo demasiado o no es un buen momento para requerirle determinada acción. Por ejemplo, si estamos toda la mañana comprando, no esperemos que no esté cansado. Debemos saber hasta dónde podemos llegar.
  1. Analiza otras opciones. En ocasiones, ser creativo puede resultar más efectivo. Como no se puede jugar con el balón en casa, dale otras opciones como ofrecerle otro juego que le guste.
  1. Psicología inversa con sentido común. Si el resto de alternativas no funcionan, sólo en ese caso, puedes emplear esta técnica de forma puntual, no como norma.

La psicología inversa es parte de un fenómeno de la psicología llamado «reactancia», según declaraciones de Jeff Greenberg, profesor de psicología social en la Universidad de Arizona, en livescience.com.

“La idea de la reactancia es que las personas están profundamente motivadas para proteger sus libertades. Cuando las personas sienten que su libertad está amenazada, por ejemplo, piensan que alguien les está quitando la capacidad de tomar sus propias decisiones, reaccionan contra esa amenaza,” afirma. Por lo tanto, pueden sentirse enojados o a la defensiva y tratar de revertir la amenaza. La psicología inversa se aprovecha de la reactancia de una persona.

“Las personas irritables, tercas y emocionales tienden a ser más propensas a la reactancia,” manifiesta Greenberg. Las personas que son más agradables y obedientes, por otro lado, tienden a ser menos propensas.

Se trata de conseguir que tu hijo haga algo que tú quieres sugiriéndole que haga lo contrario. Esto funciona mejor con niños que están nerviosos o son muy emocionales en lugar de pensar las cosas detenidamente.

Según el doctor Michael V. Pantalon, investigador de la facultad de medicina de la universidad de Yale, “la psicología inversa funciona porque a ninguno de nosotros nos gusta que nos digan qué hacer, tanto es así, que, a menudo, hacemos lo contrario de lo que quieren que hagamos simplemente para restablecer nuestra libertad.” ¿Qué podría ser mejor que conseguir que alguien haga algo en siete minutos … o menos?

  1. Los hijos saben perfectamente lo que les estás pidiendo. Aunque no obedezcan entienden lo que les estás demandando, pero han decidido ser testarudos. Recurre a su ego. Es un buen momento para emplear la psicología inversa.
  1. Les gusta retarte. A algunos niños les gusta llevar la contraria a los padres de forma sistemática. Dale opciones, pero refuerza la que no quieres que elijan.
  1. Crea un aura de misterio que le dará más emoción a lo que realmente queremos que haga.
  1. Les encanta la contienda. Si no quieren hacer algo, rétalos a ver quién gana y se pondrán a ello. Convierte en un juego quién se viste más rápido y será pan comido.
  1. Prefieren decidir. Si no te obedecen puedes probar con darle diferentes opciones. En lugar de ordenarle “cómete las verduras” puedes probar con “qué prefieres, ¿ensalada o espinacas?” Es una forma inteligente de dominar la situación sin que lo perciban así.
  1. La adolescencia es esa maravillosa época en que te sueltan un “tú no tienes ni idea”. Como “no tenemos ni idea” sugiramos precisamente todo lo contrario.
  1. Valora si están siendo desobedientes o están nerviosos por tener que emprender una actividad que les hace sentirse inseguros. Incítales en la dirección correcta teniendo esto en cuenta.
  1. Utiliza el refuerzo positivo. Dale opciones para que decida y premia su buena decisión. El premio no tiene porqué ser algo material. El cariño, el reconocimiento verbal, o premiarle con alguna actividad especial, son suficientes. Depende del calibre de la decisión.
  1. Intentar convencerles todo el tiempo tampoco es bueno porque se pueden sentir teledirigidos. Al emplear la psicología inversa puedes dejar que de vez en cuando crean que ganan.
  1. No emplees la psicología inversa si tu hijo es de los que lo “sobreanaliza” todo porque adivinará tus intenciones y desconfiará.
  1. Quiere hacer lo que le ordenas, pero se siente inseguro o tiene miedo y aunque no lo diga, tú, que conoces bien a tu hijo, lo sabes. En estos casos necesitan un pequeño impulso de sus padres.

No aplicarla sistemáticamente

Algunos autores advierten de los riesgos de emplear la psicología inversa de forma habitual. Susan Fowler es una afamada escritora y conferenciante, periodista del The New York Times y coach. Ella afirma que ha que «hay que tener cuidado de que tales estrategias [de psicología inversa] puedan resultar contraproducentes. Los niños pueden sentir la manipulación a una milla de distancia«. En cambio, recomienda predicar con el ejemplo.

John Gottman, profesor de psicología, también desaconseja el uso de la psicología inversa en adolescentes. Afirma que son ambiguas y disuade de emplearlas porque son astucias confusas, manipuladoras, turbias y pocas veces son efectivas.

Por ello recuerda que se trata de una herramienta que sólo se debe emplear de forma puntual.

Los profesores MacDonald, Nail y Harper realizaron un estudio -publicado en tandfonline.com- que valora el uso de la psicología inversa en el mundo real entre adultos. Los participantes pusieron ejemplos de psicología inversa y calificaron el éxito y la frecuencia de uso de esta táctica de influencia. Estos datos sugirieron la existencia de dos formas de psicología inversa, una utilizada como táctica de persuasión general y otra utilizada específicamente para obtener tranquilidad interpersonal.

Las situaciones que exigen este uso potencial de la psicología inversa pueden ocurrir, según la hipótesis, cuando una fuente de influencia sabe que espera contradicción, negatividad o desagrado de un objetivo de influencia.

Cuando un adolescente crea que usarás la psicología inversa, puedes buscar un efecto inverso-inverso sugiriendo lo que quieres que haga, pero tal vez de una manera indirecta y no obvia.

Fuente: María José García Crespo
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