Los posaderos de Múnich tocaron sus barriles el sábado para los juerguistas decididos a aprovechar al máximo un Oktoberfest a pequeña escala después de que se cancelara el festival de la cerveza más grande del mundo debido a la pandemia de coronavirus.

La cerveza especialmente elaborada comenzó a fluir al mediodía en 54 pubs con lugareños vestidos con lederhosen tradicionales y dirndl sentados en mesas dispersas y, cuando era posible, afuera. «Es una gran alternativa porque finalmente podemos celebrar el Oktoberfest un poco. No es como de costumbre, pero no obstante», dijo Christine Bachmeier, sonriendo a una mesa llena de vasos de cerveza de un litro en el famoso Hofbraeuhaus.

Sin embargo, está muy lejos de los seis millones de visitantes de todo el mundo que suelen acudir en masa a la capital bávara para colarse en tiendas de campaña con largas mesas de madera y bancos para beber cerveza y cantar y mecerse al ritmo de las pegadizas melodías de la banda oompah.

Cada año, los juerguistas consumen más de 7 millones de litros de cerveza, más de 100 bueyes y medio millón de gallinas.

El primer Oktoberfest se celebró en 1810 en honor a la boda del príncipe heredero de Baviera Ludwig y ahora genera alrededor de 1.200 millones de euros en ingresos anuales a Múnich, aunque no este año.

Sin embargo, en los soleados pubs y jardines que albergan el mini-Oktoberfest, los huéspedes se animan.

«Es lo mejor que podemos hacer en tiempos de la corona», dijo el visitante Harald Posler.

Un aumento en las infecciones en Munich ha aumentado la preocupación por el coronavirus.

Aunque Alemania mantuvo el número de casos y muertes por COVID-19 más bajo que muchos de sus vecinos europeos, el número de infecciones aumentó en 2.297 el sábado, el aumento diario más alto desde fines de abril, dijo el Instituto Robert. Koch.

Esto eleva el número total de casos de Alemania a 270.070, con 9.384 muertes, incluidas seis nuevas muertes reportadas el sábado.