Un grupo de investigadores confirma el motivo por el que los pandas gigantes son blancos y negros. Y lo hacen gracias al análisis de una serie de fotografías.
¿Sabías que la mayoría de las 5.000 especies de mamíferos, a diferencia de las muchas especies extravagantes de aves, tienden a ser grises o pardos? Sí existe alguna que otra excepción, bien conocida, como por ejemplo es el caso de las orcas o las cebras.
No obstante, posiblemente una de las especies más famosa de todas sea el panda gigante. Es cierto que los científicos ya tenían una idea preliminar de por qué tenían sus peculiares marcas. Pero un grupo de investigadores de la Universidad de Bristol y de la Academia de Ciencias de China, decidieron confirmar la razón de ese patrón tan característico y misterioso.
Es verdad que, visto de cerca en un zoológico, el panda gigante es una combinación llamativa y curiosa de un oso blanco con patas delanteras, hombros y patas traseras negras, además de una cara con un pelaje de color negro alrededor de las orejas y de los ojos.
Mientras que los carnívoros con lomo blanco tienden a encontrarse en ambientes fríos y nevados, quienes tienen cuerpos de colores oscuros, principalmente las piernas y los hombros, se encuentran en hábitats sombreados.
Teniendo estas características en cuenta, los expertos empezaron a sospechar que el pelaje podría ser en realidad una adaptación para camuflarse en diferentes ambientes.
En la actualidad, los pandas gigantes se encuentran confinados en bosques aislados en el oeste de China, donde hay relativamente pocos depredadores. Debido a ello, los autores del estudio necesitaban confirmar que el camuflaje era originalmente eficaz contra los antiguos depredadores de los pandas gigantes desde los días en que se extendían por toda China hasta Vietnam.
Para continuar con el análisis, los científicos utilizaron técnicas de análisis de imágenes con la finalidad de estudiar el pelaje blanco y negro. Y descubrieron que esta coloración constituiría en realidad un camuflaje muchísimo más eficaz de lo que se podría pensar en su entorno forestal, convirtiendo al panda gigante en un verdadero maestro del camuflaje.
Para el profesor Tim Caro, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Bristol, todo empezó con fotografías de personas inmortalizadas en su entorno natural. Al visualizar las instantáneas, no podían encontrar a los pandas gigantes en las imágenes.
Debido a ello, y con la finalidad de ir mucho más allá, los estudiosos analizaron las imágenes con distintas técnicas, considerando diferentes visiones. El análisis encontró que las partes negras del pelaje del panda se mezclaban muy bien con las sombras y con los troncos de los árboles, mientras que las partes blancas se mezclaban con la nieve y con el follaje.
Fue así como los investigadores descubrieron que el mamífero también jugaba con otro tipo de camuflaje defensivo, conocido como “coloración disruptiva”. Desde cierta distancia, los contrastes creados por las partes en blanco y negro del panda hacen que sus contornos sean cada vez más complicados de conseguir.
Este fenómeno apareció aún más acentuado en los modelos que consideraban las visiones felinas y caninas y, por tanto, las de posibles depredadores pandas.
Finalmente, al llevar a cabo un análisis comparativo con otras especies, el equipo de investigadores concluyó que la capacidad del panda gigante para mezclarse con su entorno era comparable a la de otros animales tradicionalmente considerados bien camuflados.
El estudio también mostró que el barro que a menudo ensucia su pelaje ayudaría a fortalecer aún más el camuflaje, por lo que, desde el punto de vista más realista de un depredador, el panda gigante estaría bastante bien camuflado.
Algunos animales cambian el color de su pelaje según las estaciones; por ejemplo, son blancos en invierno y marrones en verano. Pero el panda no es capaz de hacerlo, por lo que el color blanco y negro de su pelaje sería una combinación de tonalidades para ayudarlo a camuflarse con el entorno nevado en invierno y caluroso en verano.
Los pandas gigantes no están muy expuestos a los depredadores, excepto a los humanos. Pero los bebés continúan siendo vulnerables a los ataques de los osos negros o los chacales.
Fuente: Muy Interesante