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5 innovadores que no eran músicos, pero cambiaron el mundo de la música

Muchos de los instrumentos tienen el nombre de la persona que los construyó o los inventó. Marcas como Moog, Taylor, Fender, Gibson, PRS, Ludwig, Gretsch, Steinway, y más.

 

Sabemos que Bob Taylor y Paul Reed Smith tocan las guitarras con su nombre en el clavijero y también hay evidencia que indica que Orville Gibson fue un músico exitoso en los 1890s y tocaba la guitarra en un cuarteto. Sin embargo ese no es el caso con todos los emprendedores que ponen su nombre en el clavijero, tambor o en el recinto.

Algunos de los innovadores detrás de las marcas más presentes de la industria no eran músicos en lo absoluto. Inspirados por su amor por esa música y por el sonido, ingenieros, artesanos y herederos de legados de luthiers han innovado y perfeccionado a los instrumentos que nos encantan.

Estas son las historias de seis de esos individuos que no tocaban música pero aun así cambiaron y formaron la industria de instrumentos musicales.

C. F. Martin Sr.

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Por seis generaciones un miembro de la familia Martin ha manejado la Martin Guitar Company, encargándose de algunas de las mejores guitarras acústicas del mundo. El legado comienza con Christian Frederick Martin Sr. quien nació dentro de una larga tradición familiar de carpinteros alemanes en 1796.

Inspirado por su padre, Christian se fascinó con la guitarra desde adolescente. Sin embargo, ya que los violines y los cellos eran los instrumentos más populares en Alemania, Christian tuvo que mudarse a Vienna para ser el aprendiz del mejor luthier de guitarras en Europa, Johann Stauffer.

Bajo la impresión de que la guitarra se vendería más en los Estados Unidos, Martin se mudó con su esposa y su familia a la ciudad de Nueva York en 1833 para establecer una tienda de guitarras de un solo hombre. Cinco años después, compró ocho hectáreas en un lugar que le recordaba a Alemania, Nazareth, Pennsylvania. La fábrica de Martin se ha ubicado en Nazareth desde entonces.

Cuando le preguntaron a Dick Boak (el director del museo y los archivos de C.F. Martin and Company) sobre la habilidad musical de Martin dijo: “Sospecho que C.F Martin Sr. tenia mucho conocimiento sobre la guitarra, podía tocar acordes básicos y definitivamente podía evaluar la calidad sonora de un instrumento, cual es esencial para un luthier”.

Boak también compartió que era Ottilia, la esposa de Martin, quien tenia el talento musical de la familia. Tocaba la guitarra y el arpa con frecuencia en la iglesia que atendía la familia.

Laurens Hammond

El hombre que construyó el famoso órgano eléctrico Hammond no tenia talento musical, pero Laurens Hammond es reconocido como uno de los ingenieros e inventores más prolíficos del siglo 20.

Hammond tenia solo 16 años cuando recibió su primer patente en 1911 por un diseño mejorado de un barómetro. Después de conseguir su diploma de Cornell University de ingeniería mecánica, Hammond llegó a diseñar motores marinos, un dispositivo para ver películas 3D y hasta una mesa eléctrica de Bridge que revolvía las cartas automáticamente.

Hammond tuvo su primer gran éxito al diseñar un motor de reloj eléctrico preciso, cual le dio camino a la Hammond Clock Company en 1928. Sin embargo, a mediados de los años 30, necesitaba una invención nueva para mantener a la compañía en pie.

La imaginación de Hammond, su amor por música de órgano en la iglesia y su necesidad por readaptar su motor de reloj eléctrico se alinearon perfectamente cuando llegó la hora de crear el órgano eléctrico Hammond. Aunque no podía tocar el órgano, se rodeó con empleados que tenían conocimiento amplio sobre la música y le ayudaron a probar y perfeccionar su invención ambiciosa. El primer órgano eléctrico fue construido en 1935 y se le vendió al compositor legendario de Jazz, George Gershwin.

Los órganos originalmente se le vendieron a iglesias (para remplazar a los enormes órganos tubulares), auditorios, arenas y campos de béisbol. Pero en los 1950s, Hammond pegó un homerun con el órgano B3 y muchos músicos profesionales se dieron cuenta. El rango amplio del Hammond B3 — normalmente tocado a través de una cabina Leslie giratoria— lo hizo muy popular con grupos de jazz para empezar. Luego se implementó en R&B, rock, funk, rock progresivo y básicamente todos los géneros de música en los 70s.

Fred Gretsch Sr.

El hombre que impulsó a la Gretsch Company por 47 años tenía mucho talento para los negocios y la innovación, pero no para la música. Fred Gretsch Sr. tenia solo 15 años cuando se hizo cargo de la pequeña tienda de música de su familia en Brooklyn, Nueva York, en 1985. Su padre Friedrich abrió el negocio en 1883 pero murió inesperadamente mientras visitaba a su familia en Alemania.

El Gretsch joven y ambicioso desarrolló exitosamente el negocio y fue responsable por la construcción del gran edificio Gretsch de diez pisos en 60 Broadway en 1916. Cuando llegaron los 1920s, Gretsch se había convertido en el fabricante de instrumentos musicales más grande de los Estados Unidos.

Siempre buscando maneras para innovar y mejorar, Fred Gretsch Sr. desarrolló el proceso de laminación de tambores revolucionario de capas múltiples alrededor de 1920. Este método resultó ser superior al método de doblar una sola tabla de madera con vapor. El nuevo proceso de Gretsch pronto se convirtió en el nuevo estándar de la industria y se sigue usando hoy por fabricantes de tambores.

Mientras que Fred Sr. estaba guiando al negocio familiar, también se involucró con la industria bancaria (cual disfrutaba igual que la industria musical). En 1930, Gretsch fue nombrado el Vice Presidente de Lincoln Savings Bank en Brooklyn y luego Presidente en 1940. Dos años después, habiendo sido el Presidente de Gretsch Company por 47 años, se retiró y le dio las riendas a su hijo mayor, Fred Jr., quien guiaría a la compañía durante la era dorada de Gretsch en los 50s y 60s.

Bob Moog

Cuando era niño Bob Moog fue forzado a tomar clases de piano con su madre. Sin embargo, le interesó más el talento que tenía su padre por la experimentación y terminó sentado en la banca de trabajo más seguido que frente al piano.

La vida de Moog cambió cuando descubrió el theremin —el primer instrumento musical electrónico en la historia— cuando era adolescente a finales de los 1940s. Se obsesionó con el theremin y empezó un negocio pequeño vendiéndolos, que terminó pagando por varias universidades. Consiguió títulos en ciencia, ingeniería eléctrica y la física de ingeniería.

Según Moog el theremin fue le inspiración constante a través de su carrera de 50 años persiguiendo nuevos sonidos musicales. Después de hacerse amigo del músico de theremin Herb Deutsch, los dos colaboraron para construir un sintetizador. La innovación de Moog fue conectar un teclado a un instrumento, y esa innovación fue un hit en la Convención de la Sociedad de Audio Ingeniería. Los pedidos no tardaron después de eso.

El primero gran éxito del sintetizador Moog llego en 1968 cuando versiones electrónicas de piezas clásicas de Bach se grabaron en el álbum de Wendy Carlos, Switched–On Bach. El disco fue un éxito comercial e impulsó a Moog a ser reconocido por todo el mundo.

El siguiente gran momento de la marca llego en 1971 con el revolucionario Minimoog Model D. El teclado portátil de 44 notas que cambió su interfase modular por uno con controles y switches, y convirtió al Moog en un instrumento práctico para el escenario. Este instrumento compacto y fácil de usar fue un éxito enorme en los 70s y 80s. Fue popularizado por Keith Emerson, Rick Wakeman, Stevie Wonder, Bernie Worrel, Gary Numan y otros músicos de alto perfil. Este mismo éxito fue gran parte del boom de sintetizadores a finales de los 70s y principios de los 80s.

Leo Fender

Mucha gente sabe que Clarence Leo Fender no podia tocar una sola nota con las guitarras eléctricas y amplificadores que diseñó y comenzó a fabricar en masa. A pesar de que Fender si tomó clases de piano y saxofón, esos instrumentos no lo llegaron a inspirar.

Le debemos las gracias a su tío por ayudarle a Leo encontrar su verdadera pasión. Cuando Leo Fender tenia 14 años se fascinó con el radio que su tío construyó con partes sobrantes. El radio todavía era una invención nueva a principios de los 20s y la música que salía de la bocina dejó una impresión dentro de adolescente. Fender aprendió todo lo que pudo sobre radios y componentes electrónicos y pronto comenzó a reparar radios como hobby.

Fender se graduó de la universidad en 1930 con un diploma de contabilidad y trabajó como contador por casi una década. Afortunadamente para el mundo musical, Fender perdió varios de sus empleos como contador durante la Gran Depresión. Esto lo frustró al punto de decidir explorar la pasión que encontró como adolescente: la reparación de radios y amplificadores.

Con un préstamo de 600 dólares contra su Ford Modelo A, Fender abrió la tienda de Fender Radio Service en 1938 en Fullerton, California. Al darse cuenta de los problemas y las ineficiencias de los amplis y sistemas PA que estaba reparando, el ingeniero electrónico autodidacta comenzó a diseñar y construir los suyos.

Leo luego decidió tratar de mejorar a los instrumentos que se enchufan a esos amplificadores Fender. Impulsándose con el éxito de sus lap steels, Leo comenzó a pensar sobre como mejorar la guitarra eléctrica.

En la primavera de 1950, Fender introdujo la Esquire, la primera guitarra eléctrica de cuerpo sólido producida en masa y disponible comercialmente. La Telecaster, el Precision Bass, y la futurística Stratocaster se lanzaron poco después. Solo era cuestión de tiempo antes de que los instrumentos diseñados por Leo, el contador e ingeniero autodidacta, cambiaran el mundo de música por completo al igual que la cultura popular.

A pesar de que no era un músico, Leo Fender fue incluido en el Rock and Roll Hall of Fame en 1992. Cuando incluyeron a los Rolling Stones en 1989 Keith Richard dijo: “Gracias a dios por Leo Fender, quien hace instrumentos para que los toquemos”.

 

Fuente: Reverb.

Fuente:   Belén Yarde Buller
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