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El impresionante proceso por el cual la flora intestinal nos hace engordar o adelgazar

Investigadores descubrieron que la flora intestinal de las personas obesas y las delgadas tiene diferencias específicas. Cómo influyen.


El impresionante proceso por el cual la flora intestinal nos hace engordar o adelgazar
Estudios revelan que la flora intestinal nos hace engordar o adelgazar

La flora intestinal (o microbioma) contiene 100 billones de microbios que son el resultado de lo que heredamos de nuestra madre, sumado a la dieta, el entorno y el estilo de vida. Como resultado, cada uno de nosotros tenemos un microbioma diferente.

Sin embargo, investigadores están empezando a descubrir diferencias específicas entre la flora intestinal de los obesos y la gente delgada, y han comenzado a desarrollar tratamientos personalizados para perder peso basándose en estos descubrimientos.

Distintos niveles

En un estudio piloto, veintiséis participantes hicieron una dieta de bajas calorías rica en frutas y vegetales, y algunas personas no bajaron tanto como otras.

Al analizar su flora intestinal, los científicos descubrieron que los participantes tenían distintos niveles de dos tipos particulares de bacteria, y una de ellas afectaba de forma negativa la pérdida de peso. La culpable se denomina Dialister.

Esta bacteria podía procesar carbohidratos y usar su energía más eficientemente en aquellos que no pudieron perder peso, comentó Purna Kashyap, profesor asociado de la Clínica Mayo, y director del laboratorio Gut Microbioma.

A pesar de esto, aclaró que solo una fracción de la pérdida de peso puede ser controlada por estos microbios. “Tiene sentido desde el punto de vista biológico que la bacteria pueda ser un impedimento, pero pueden jugar un rol pequeño ya que solo producen un número reducido de calorías”.

La diversidad

A esta investigación se le sumo otra que mostró que algunas bacterias que provienen de nuestra dieta pueden de forma indirecta provocar un aumento de peso al cambiar el comportamiento de nuestra flora.

En este caso, los investigadores analizaron el plasma sanguíneo y muestras de materia fecal de 600 personas obesas y no obesas. El resultado fue 19 metabolitos diferentes vinculados a cuatro tipos de bacteria de la flora intestinal que podrían generar aumento de peso.

“El patrón de metabolitos que identificamos contiene muchos BCAA, que se encuentran en productos animales. Esto concuerda con otras investigaciones que muestran que una ingesta alta en proteínas aumenta el riesgo de varias enfermedades”, según la investigadora Louise Brunkwall.

La investigadora  cree que hay que continuar investigando cómo se puede modificar la composición del microbioma para reducir el riesgo de obesidad, así como en entender cómo es un microbioma sano y qué factores cambian su composición bacteriana.

Antibióticos

Oluf Pedersen, profesor de genética metabólica de la Universidad de Copenhague, y su equipo realizaron su aporte con otro estudio.

Ellos analizaron la flora intestinal de 123 personas no obesas y de 169 adultos obesos, y hallaron que el 23% de aquellos que tenían comparativamente poca diversidad eran más propensos a ser obesos, a tener resistencia a la insulina y un índice elevado de grasa en la sangre, todos factores que aumentan el riesgo de sufrir diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Pedersen  señala que aún se desconocen las razones por las que alguna gente tiene más diversidad en las bacterias del microbioma en comparación con otros. Sin embargo, dice que múltiples tratamientos con antibióticos pueden contribuir a una pérdida de bacterias que no vuelven a recuperarse por completo.

Las fibras

Otro estudio,  liderado por Ana Valdés, profesora asociada de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, descubrió que podemos aumentar la diversidad de bacterias en la flora intestinal aumentando la ingesta de fibras.

La especialista explicó que cuando consumimos fibras, nuestro intestino las descomponen en ácidos grasos de cadena corta, incluyendo el butirato, un antiinflamatorio vinculando a la delgadez y una menor incidencia de enfermedades inflamatorias.

“Las personas con un microbioma más diverso y que ingieren más fibras tienen dietas menos insulinogénicas (que consisten en alimentos que producen menos picos de glucosa e insulina), y probablemente gastan más energía”, señaló.

Lo último

El estudio más innovador se centró en la bacteria christensenella que si bien está presente en el 97% de nosotros, los niveles son más altos en la gente delgada.

Los investigadores trasplantaron un microbioma asociado a la obesidad a un grupo de ratones, y descubrieron que después de incluirle la christensenella esto los protegía de subir de peso.

Todavía no se sabe de dónde proviene la christensenella pero la investigadora Jillian Waters estima que puede provenir de nuestra dieta y estilo de vida.

Ahora, investigadores están tratando de entender exactamente qué hace y de dónde viene, a fin de desarrollar futuros tratamientos.

Las dietas personalizadas

Investigadores del Instituto Weizmann en Israel, descubrieron cómo personalizar tratamientos para mejorar el microbioma y reducir el riesgo de desarrollar diabetes.

Tras analizar el nivel de azúcar en sangre de mil voluntarios,su dieta, cómo durmieron y se sintieron por una semana, y descubrieron que reaccionaron de forma diferente a distintos tipos de comida.

A partir de la información recogida, los investigadores desarrollaron un algoritmo que puede según la composición de la flora intestinal de cada persona, predecir cómo reaccionarán sus niveles de azúcar con diferentes alimentos.

Como solución, les pidieron a 25 participantes que ingieran alimentos “buenos” para su nivel de azúcar por una semana, y luego alimentos “malos”. Así, cambiaron las reacciones en los niveles de azúcar en sangre y luego balancearon estos niveles.

A pesar de esto, nuestras bacterias intestinales y la respuesta del azúcar en la sangre a diferentes alimentos probablemente evolucionará con el tiempo. Pero eso demorará, y nuestro intestino antes y después del cambio será más parecido a sí mismo, que si lo comparamos con el de otra persona.

“El microbioma es cambiante, podemos modificarlo. Si podemos ver cómo lo dirigen las bacterias, podemos atacarlo en diferentes niveles, y cada uno tendrá un impacto en el tratamiento de la obesidad. No hay duda de que el microbioma es parte de la solución”, dice Kashyap.

 

Fuente:Florencia Merlino
Salud 360

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